El PSOE considera «perdidos» los tres años de Noriega y el BNG desnuda su «relato idílico»

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Reyes se suma al PP en su duro balance, y Cela censura la gestión

25 may 2018 . Actualizado a las 16:51 h.

Nunca más unidos y coincidentes en su diagnóstico han estado los tres grupos de la oposición en el Concello de Santiago que al hacer balance del mandato del Compostela Aberta al cumplirse ayer justamente tres años de las elecciones municipales del 2015 que dieron la alcaldía, en minoría, a Martiño Noriega. Si la encuesta de Sondaxe ha marcado el punto de arranque de la precampaña hacia los comicios locales del 2019, Francisco Reyes (PSdeG-PSOE) y Rubén Cela (BNG) se sumaron ayer, con distintos matices, a las conclusiones expuestas el miércoles por Agustín Hernández (PP) y desacreditaron la actuación de CA. Reyes lo hizo en un tono muy duro, similar al empleado por Hernández -«foron tres anos perdidos»-, mientras Cela ponía el dedo en la llaga de la gestión ordinaria.

Hernández había sentenciado que «estes anos son tempo perdido que teñen sumida a cidade na inactividade e na mediocridade». Por esa misma senda avanzó ayer Paco Reyes, que parafraseó a Churchill al afirmar que «é o final do principio». Para los proyectos estratégicos y los grandes temas de la ciudad, fueron «tres anos perdidos», incidió el portavoz socialista, que acusó a Compostela Aberta de falta de proyecto de ciudad, de transparencia en la gestión, de mantenimiento y de consensos, «tanto co resto das administracións como cos grupos da corporación». Reyes resumió en una frase su balance de la gestión de CA: «Estase a dedicar, fundamentalmente, a tratar de resolver os moitísimos problemas que eles mesmos xeran». Como ejemplo, citó los comedores escolares, las guarderías, la ORA y la grúa, los centros socioculturales, el servicio de ayuda a domicilio, la escuela de música, la banda de música o el matadero. También le achacó falta de transparencia pese a ser una de las claves del ideario comprometido ante los compostelanos hace tres años, así como incapacidad de alcanzar consensos, ya sea con otras administraciones -lo que supone para la ciudad el pago de facturas como la «desfeita» de la intermodal- o con los grupos de la oposición en Raxoi. La «pantomima» de la EDAR es, para el PSdeG, otro ejemplo.

El BNG carga menos las tintas contra CA, salvo en cuestiones como la gestión ordinaria del Concello, que se traduce en una ejecución «irrisoria» de los presupuestos -25 % de la inversión en el 2015 y el 22 % en el 2016, del 2017 aún no hay datos-. También alude a que no hay ninguna obra nueva que sea iniciativa del gobierno actual y, al igual que los socialistas, detalla la retahíla de servicios municipales sin contrato y la mala gestión de otros, como los comedores escolares o el servicio de ayuda a domicilio, «polos problemas que ocasionaron». También coincide al criticar las «pésimas negociacións con outras institucións», capítulo en el que cita la depuradora, la estación intermodal y la humanización de Conxo, además de reiterar «os incumprimentos dos acordos co BNG froito das negociacións para aprobar os orzamentos municipais e a distancia sideral entre o que din e o que fan», señala Rubén Cela. El Bloque coincide con el PSOE en que el gobierno de Martiño Noriega «normalizou a vida municipal», si bien Paco Reyes atribuye el mérito a «todos e cada un dos grupos que forman parte da corporación». Rubén Cela incide en que con su deficiente gestión, CA «está moi lonxe do relato idílico e carente de autocrítica que amosan». Goretti Sanmartín contrapuso la «oposición construtiva a favor da veciñanza de Santiago» realizada por el Bloque y las «numerosas propostas en positivo» de este grupo.