Vista Alegre sigue pendiente de detalles para dar por concluida su transformación

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El ARI, declarado en el 2006, comprende 47 edificios, y lo más llamativo del proyecto fue el derrumbe de las terrazas exteriores

07 may 2018 . Actualizado a las 12:07 h.

Vista Alegre lleva meses esperando el final del larguísimo proceso de transformación que viene sufriendo el barrio desde que en el 2006 se aprobara el Área de Rehabilitación Integral. Claro que esta aprobación no supuso al arranque de las obras. De hecho, no sería hasta el 2011 cuando el primer edificio de la rúa Santa Uxía de Ribeira, el número 12, recibió la licencia para instalar ascensor y rehabilitar su fachada. Tras los pioneros llegaron otros, y aún hoy hay comunidades de propietarios que esperan por las ayudas del Plan de Vivenda para reformar los inmuebles y hacerlos accesibles. Los recursos destinados este año al ARI permitirán que otros seis edificios completen sus proyectos de accesibilidad. El resto deberá seguir esperando a nuevas anualidades o afrontar las obras sin ayuda.

Pero si la parte privada de la transformación seguirá desarrollándose durante años, y en función de las cuantías que la Administración central destine al ARI, la pública requiere de un empuje mayor para poner fin a los últimos detalles. Los contenedores subterráneos siguen sin funcionar, al estar pendientes de trámites administrativos. Los cables telefónicos colgando de las fachadas dan un aspecto de obra inacabada al barrio. Estos cables deberán ser soterrados por las galerías subterráneas sin necesidad de levantar la calle por la empresa Telefónica, según explicó el edil de Espazos Cidadáns, Jorge Duarte. Estas canalizaciones, así como las bajantes de los edificios, se incluyeron en una cuarta fase, al margen del ARI. Las bajantes están terminadas, y Telefónica está requerida para que se ponga manos a la obra.

La remodelación de los espacios públicos de Vista Alegre tampoco arrancaron con la aprobación del ARI, y aunque quienes sufren las obras tienen la sensación de llevar décadas con el barrio levantado, la realidad es que los trabajos arrancaron, en serio, a finales del 2015. Todo después de superar la quiebra de la empresa adjudicataria y la modificación de parte del proyecto que no contaba con el agrado de vecinos y comerciantes de la rúa Santa Comba.

Humanización

Las obras en calles y plazas incluyeron, además de la remodelación de todas las canalizaciones subterráneas, la humanización en superficie, el derribo de las terrazas exteriores de los edificios y el derrumbe del paso subterráneo de la rúa Noia. En un paseo por las calles Boiro, Noia, Santa Uxía de Ribeira, Rianxo, Santa Comba, Bispo Xelmírez, Parque de San Xoán y San Xoán resulta difícil recordar el aspecto gris y desangelado que tenía el barrio antes de su humanización.

Ahora, aunque la mayoría de los bajos siguen sin actividad, en la rúa Santa Comba abrió recientemente un nuevo comercio, y en la de Noia se remodeló otro. El ARI transformó el barrio, ahora deben evitarse daños como los de las barandillas y árboles.