El libro que descubre a los niños los «monstros» de la ciudad

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

CEDIDA

01 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A falta de un itinerario oficial para niños, no son pocos los menores que durante la última década se han guiado -bien por iniciativa familiar o escolar- por las páginas de Sar, Sarela e os monstros de Compostela para mirar hacia arriba y descubrir los secretos de piedra que esconden los tejados de algunos de los monumentos más emblemáticos del casco histórico.

El álbum, firmado en el año 2007 por el escritor Paco López-Barxas y el ilustrador Kiko da Silva, y aún en el catálogo de la editorial Kalandraka (fue editado en colaboración con el Consorcio da Cidade de Santiago), propone un didáctico y fantástico recorrido literario, protagonizado por los gatos Sar y Sarela, que invita a los más pequeños a fijarse en aspectos menos visibles o poco destacados de la ciudad y a conocer de cerca algunas de las gárgolas de aspecto más temible.

«Estes elementos teñen interese para os nenos ao ser monstros. Pero tamén son xoias da arquitectura, exemplo da liberdade creativa dos canteiros galegos», reivindica López-Barxas, para quien estos guardianes de los tejados deberían ocupar un lugar preferente en la imagen de Compostela.

El libro, que atrapa a los menores con unas ilustraciones llenas de colorido, les sitúa, por ejemplo, delante de los dragones de terrible dentadura de la Rúa do Vilar, del lince del monasterio de San Paio de Antealtares «capaz de penetrar coa mirada o Monte Pedroso» o de los más de medio centenar de monstruos que vigilan la llegada de los peregrinos desde las fachadas del Hostal dos Reis Católicos. Entre ellos está Catablepon, uno de los que más sorprendió hasta ahora a los lectores de Sar, Sarela e os monstros de Compostela.

«Os nenos sempre destacan esa gárgola que, segundo se explica no libro, cando pasa alguén que non lle gusta, despide pola boca un alento picante que empezoña o aire», recuerda el escritor que aclara que, aunque los textos explicativos son ficticios, todos los elementos recogidos en el título (el cual incluye una guía con su ubicación) existen y se pueden encontrar.

Hasta esa serpiente que aviva la imaginación infantil y que, de forma literal, tiene «o mesmo peteiro que o pato Donald». «A min se me parecía», subraya el también periodista. Para descubrirla habrá que situarse de frente en San Martiño Pinario.