Mikel Diez: «Sabemos que hay oro, es el big data; nos falta saber cómo lo obtenemos»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Impartió un curso en la sede de Feuga sobre cómo rentabilizar los macrodatos

17 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las empresas y sus directivos saben dónde está la gallina de los huevos de oro, pero todavía no saben bien cómo sacarle provecho. Para mostrarles todas las posibilidades que ofrecen hoy en día las nuevas tecnologías, y sobre todo el big data, el licenciado en Informática por la Universidad de Deusto y máster en Ingeniería del Software Mikel Diez impartió esta semana un curso en la sede de Feuga (Fundación Empresa-Universidad Gallega). Los avances tecnológicos y el talento que se mueve en torno a ellos son capaces en la actualidad de obtener cantidades ingentes de información al servicio de las empresas para mejorar sus resultados, pero hace falta dotarse de los medios adecuados y de personal experto, y en esa dirección enfocó Diez Parra una jornada orientada «a todos los departamentos de la empresa, tanto a los directivos, para sus procesos internos, como al personal de márketing, para saber qué quieren sus clientes».

Es, además, una oportunidad laboral sin precedentes: «Recientemente se publicó un artículo en el que se calculaba que para el año 2025 harán falta ocho millones de especialistas en big data, porque hay un volumen tan grande de datos que es necesario contar con personal que sepa sacarle provecho». Y puso varios ejemplos: «Si alguien nos pide que analicemos una tabla de excel con 50.000 filas de datos, eso es imposible, pero con la tecnología adecuada es fácil depurarlo para dar con el dato que se busca y en tiempo real, que es lo que necesitan las empresas. Con qué frecuencia se reposta combustible, cómo poner en valor los tres millones de registros de compras obtenidos en la última semana por un centro comercial para conocer el perfil de sus clientes... La información que se puede obtener es infinita. Esta conversación que estamos manteniendo nosotros, si a usted le apareciese automáticamente grabada en su ordenador, se ahorraría mucho tiempo».

No es El Dorado. «No, no estamos buscando oro; sabemos que hay oro, es el big data; nos falta saber cómo lo obtenemos».

La transferencia del saber

Mikel Diez es consciente del talento que hay en las universidades y en los departamentos de investigación de las llamadas carreras STEM, las del sector tecnológico. La Universidade de Santiago, por ejemplo, destaca en este campo. El problema es cómo transferir ese conocimiento a la empresa, y esa es, precisamente, la función de Feuga. El experto en ingeniería informática quiere lanzar un mensaje optimista al respecto: «Hay agentes que son conscientes de ello, tanto en el mundo de la empresa como en la universidad; de hecho, se está intentando aunar esos conceptos y en las carreras tecnológicas ya forma parte de los programas académicos».

Y si bien la mirada siempre se enfoca hacia las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), el big data no es exclusivo de este mundo. Se le puede sacar provecho en cualquier especialidad. «Las compañías demandan este tipo de perfil que no tiene que estar excesivamente definido; una persona de humanidades con apoyo tecnológico puede ser muy útil. La inteligencia artificial es el uso y el abuso del big data, y cuando digo abuso me refiero a un uso intensivo de la información».

Reconoce que se da por satisfecho si los alumnos de los cursos que imparte «se quedan con la oportunidad de negocio que hay detrás de los datos, si entienden que hay valor. La tecnología no es el porqué de las cosas, es el cómo sacar valor de las oportunidades que ofrece», subraya Mikel Diez.