La USC adelantará exámenes a final de curso, como hizo en diciembre

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Permitirá a los alumnos espaciar las pruebas y afrontar las últimas semanas del año académico con tiempo para prepararse

05 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A diferencia de lo que se hacía hasta ahora, cuando el calendario académico no dejaba más que 22 días de junio para los exámenes del segundo semestre, este año los estudiantes de la USC dispondrán de quince días más para realizar las pruebas, y por lo tanto, tendrán más tiempo para prepararlas y menos posibilidades de que los exámenes les coincidan en días seguidos o incluso en la misma jornada. Es una posibilidad que les ofrece el nuevo calendario, que atendiendo a las quejas de los profesores, pero sobre todo de los alumnos, por el escaso margen de maniobra que ofrecía el sistema anterior, amplía el período de apertura de actas, de tal manera que si antes todos los exámenes se concentraban en enero y en junio, ahora se pueden programar desde el mismo momento en el que termina el período lectivo.

El nuevo sistema permitió aliviar en cierto modo las vacaciones de Navidad de los alumnos de la USC, porque si antes se las pasaban estudiando porque a la vuelta tenían todos los exámenes, ahora las enfilan con algunos ya realizados. No les libra de hincar los codos en esas señaladas fechas, pero al menos les alivia un poco la carga.

Lo mismo volverá a ocurrir a fin de curso. Antes, el período de apertura de actas, que es cuando se hacen los exámenes, se concentraba en junio. Ahora comenzará al día siguiente de que finalicen las clases; es decir, el 16 de mayo, por lo que los estudiantes dispondrán de 15 días más para realizar las pruebas, pero también para prepararlas. Será bueno para todos, pero favorecerá especialmente a los que tengan alguna asignatura pendiente y deban presentarse de nuevo a finales de junio o principios de julio, porque evita hacer de la evaluación un maratón de pruebas que muchas veces cogía a los estudiantes fuera de juego por saturación.

«Ahora creo que no ha sido muy acertado el cambio, aunque al principio apoyaba la idea»

En el puente de la Constitución, en la primera semana de diciembre, las bibliotecas de la USC ya estaban llenas de estudiantes que preparaban los exámenes que iban a empezar la semana siguiente, casi un mes antes que en los cursos anteriores. La mayoría de ellos, todavía frescos y enfilando los primeros días de encierro, veían con buenos ojos el nuevo calendario de apertura de actas. «Creo que este año, por fin, pasaré la Nochebuena en familia sin tener que estudiar ese día», decía un estudiante de Historia. Ahora que finalizaron los exámenes y que es momento de evaluar el cambio, ya no están todos tan contentos. Incluso entre quienes lo apoyaron inicialmente.

Es el caso de Anxo B., estudiante de Matemáticas que en los primeros años sustituyó las Navidades por las jornadas maratonianas de estudios. Este fue el primer año en el que tuvo exámenes en diciembre, pero eso no le libró de los que le esperaban a la vuelta de las vacaciones, por eso ahora cuestiona el nuevo sistema. «Sobre el papel parece una gran idea, pensando en que los estudiantes tengan una menor carga de exámenes en enero -dice-. Separar más los exámenes debe mejorar el rendimiento, porque supone más preparación y más específica. Sin embargo, presenta un nuevo problema, que es la duración del período de exámenes y su preparación. Antes debíamos estudiar a pleno rendimiento como mínimo desde Navidades hasta enero. Ahora, por el contrario, desde inicios de diciembre hasta finales de enero». Por eso, Anxo cambió de parecer. «En mi opinión, creo que no ha sido demasiado acertado el cambio, aunque a principio de curso apoyaba la idea. Parece un punto intermedio entre los exámenes en enero o los exámenes en diciembre, siendo peor opción que las dos anteriores».

Por supuesto que no piensan igual todos los estudiantes y que son muchos los que han visto positivo el cambio por las facilidades que presenta para preparar mejor las pruebas. Y también en el equipo de gobierno lo evalúan de forma positiva por la posibilidad que ofrece de negociar entre alumnos y profesores, con un margen más amplio, las fechas de los exámenes.