La moda de las cenas clandestinas se extiende por Galicia

SANTIAGO CIUDAD

La próxima tendrá lugar este viernes en Santiago. Los comensales, que no se conocen, tan solo saben un punto de encuentro y la hora. Nada más

01 feb 2018 . Actualizado a las 09:41 h.

Puede ser por la sorpresa, por el misterio, por las ganas de divertirse y escapar de la rutina diaria, por el placer de la gastronomía o, simplemente, por ampliar el círculo de amistades. Cinco buenas razones que han llevado a que las cenas clandestinas -también conocidas como cenas secretas o pop-up, tengan cada vez más adeptos. También en Galicia. 

Esta moda, inspirada en los paladares cubanos (restaurantes típicos de la isla en casas particulares) y que se popularizó en la última década en urbes como Nueva York, Londres o Barcelona -ayudado también por el descontento de parte de los consumidores durante la crisis-, parte de la idea de proponer cenas de duración concreta en un emplazamiento distinto -y secreto hasta el último momento-, en una velada que apuesta por banquetes sorpresa, con cocineros de prestigio y con comensales amantes de lo desconocido.

A Galicia la tendencia llegó en noviembre impulsada por Grace Castro, dueña de la firma de eventos On y Vá, con la que se decidió a trasladar a la comunidad esta moda global. «Después de leer el libro Super club y, sobre todo, de estudiar lo hecho en Londres por el cocinero portugués Nuno Mendes (uno de los discípulos de Ferran Adrià que tras montar un restaurante temporal en el patio de su casa lanzó The Loft Project, una compañía especializada en experiencias gastronómicas efímeras), me animé. En Galicia por ley no se pueden hacer cenas en casas. Por ello decidimos apostar por organizar estas veladas clandestinas en sitios especiales que tengan las características adecuadas para poner acoger, entre otras cosas, un cátering», aclara esta grovense afincada en Santiago.

Es precisamente en Compostela donde se organizó hace más de dos meses la primera cena secreta. «La noche en Santiago no está viva como antes y mucha gente escapa los fines de semana. Pensamos que esta fórmula que ofrece planes distintos, con gastronomía cuidada y en los que la gente participa y se relaciona de forma diferente podría tener buena acogida». Dicho y hecho. 

Grace Castro, en la primera cena clandestina celebrada en Santiago
Grace Castro, en la primera cena clandestina celebrada en Santiago

A la primera cena clandestina acudieron 14 personas (quedaron libres dos asientos), con una media de edad de entre 30 y 50 años que ni se conocían ni sabían lo que iban o dónde iban a cenar. Tan solo tenían claro cuál era el punto de encuentro -una conocida plaza compostelana, Mazarelos- desde donde la propia promotora los guio hasta un restaurante efímero, que en esa ocasión fue la galería de arte Trinta: «Esa experiencia fue fabulosa. Yo tenía muchos nervios al no conocer a ninguno (tan solo envía un formulario previo para conocer intolerancias y algún dato personal básico de los asistentes) y al ser la primera vez que lo poníamos en marcha pero el ambiente fue muy bueno», recuerda. «Tenía reservado por sorpresa un espacio en un pub por si algunos de los participantes quería continuar disfrutando de la noche. Al final, congeniaron tan bien que nos fuimos todos», añade con una sonrisa.  

Grace Castro aclara, eso sí, que a estas cenas pop-up no solo acuden personas sin pareja. «Simplemente pensamos en gente flexible, abierta a nuevas experiencias y con ganas de que les sorprendan. De hecho, a la cena de este viernes ya están apuntadas tres parejas», puntualiza. 

Para esta segunda cena clandestina, que tendrá lugar también en Santiago (por supuesto, no se desvela el lugar) a partir de las 21.00 horas, la firma On y Vá, especializada en organizar eventos originales, ya agotó hace días las 23 plazas disponibles. El precio es de 45 euros. Como es habitual en estas veladas, que se anuncian tanto a través de las redes sociales como con cartelería en la ciudad en la que se van a celebrar, habrá una temática concreta que esta semana será la de los cinco sentidos. «Se exaltarán tanto en los propios platos como en una actividad que se organizará durante la noche», explica la promotora.

Uno de los carteles de la cena secreta que se puede localizar en el casco histórico compostelano
Uno de los carteles de la cena secreta que se puede localizar en el casco histórico compostelano Marga Mosteiro

Las siguientes cenas serán de nuevo en la capital gallega (donde se prevé organizar una al mes) pero también en Pontevedra y Vigo. Y es que la moda de las cenas clandestinas parece que llega para quedarse.

Desde la firma también añaden que incluso piensan en ir más allá, en organizar cenas clandestinas para grupos concretos (en este caso, sí podría haber una exclusiva para singles) o, incluso, fiestas clandestinas con comida y velada festiva posterior. Ahí, el número de asistentes se elevaría hasta más allá de los 50 aunque el ingrediente sería parecido: todo sería secreto.   

Primera cena clandestina organizada en noviembre en Santiago
Primera cena clandestina organizada en noviembre en Santiago