El año pasado no fue el más seco en Santiago, aunque sí el más soleado

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

El agua caída en diciembre evitó el récord por sequía; sin embargo, sí se registró por segundo año el de horas de sol

03 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el observatorio astronómico Ramón María Aller dio a conocer los datos de pluviosidad del mes de octubre, todo parecía indicar que el 2017 se cerraría con cifras récord por falta de lluvia en Santiago, ya que había sido el más seco de la última década. La declaración de la alerta por sequía por parte de la Xunta parecía ratificarlo. Pero por esa época, el director del observatorio, José Ángel Docobo, ya advirtió: «Si llueve tres meses seguidos, pocos se acordarán de la sequía». Y como adelantando lo que estaba a punto de pasar, sentenció: «En diciembre suele llover». Fue como una premonición, o más bien, fruto de su larga experiencia. Porque en efecto, llegó diciembre y empezó a llover. Y llovió tanto que los 269,3 litros por metro cuadrado caídos ese mes evitaron que el 2017 fuese en Santiago el año con menos agua desde que el observatorio de la USC tiene registros; es decir, de los últimos 25 años.

Fue, en concreto, el quinto año más seco. Hubo cuatro en los que todavía llovió menos: 1990, 2007, 2011 y 2015. En total, el año se cerró con 1.337 litros por metro cuadrado, pero el más seco fue el 2007 con 1.204 litros. Habría récord si no lloviese tanto en diciembre, aunque en realidad tampoco fue ese el mes más lluvioso del año; cayó más agua en febrero: 278,2 litros por metro cuadrado frente a los 269,3 del último mes del año. Con todo, sí se registró en diciembre el día más lluvioso del año; fue el 10 de diciembre, con 100,5 litros por metro cuadrado. Fue la jornada en la que la primera tormenta de la temporada, Ana, atacó con fuerza y se llevó por delante el globo que cubre la piscina de Sar y buena parte de los adornos navideños de las villas de la comarca.

Fue, desde luego, un año atípico. De hecho, el balance pluviométrico del observatorio de la USC indica que el 53,4 % del año no llovió; es decir, más de la mitad de sus días; y si se incluyen esas jornadas en las que apenas caen unas gotas, el porcentaje sube al 60 %.

Insolación

El porcentaje de días secos coincide casi con el índice de insolación. En el 2017 se registraron 2.350 horas de sol, que suponen un 53,6 % de los posibles en Compostela. Y en este caso sí se batió un nuevo récord. El 2016 ya había sido el año en el que más brilló el sol en Compostela, pero el que acaba de finalizar lo superó; en el 2016 fueron 2.291 horas de sol y en el 2017 se alcanzaron las 2.350. Frente a 32 jornadas sin sol en el año que los compostelanos acaban de despedir, hubo 216 en las que reinó el astro rey, con días luminosos caracterizados por cielos azules, una estampa escasa hasta hace nada en Santiago que ahora ya es habitual.

100,5 l/m2

El día más lluvioso

Fue el 10 de diciembre, jornada en la que azotó con fuerza Ana, el primer temporal del año.

1.337,1 l/m2

Total de lluvia recogida

El balance final superó el de los años 1990, 2007, 2011 y 2015 en Santiago.

53,4 %

Días sin una gota de agua

Más de la mitad del año no llovió, lo que es poco habitual en un lugar como Santiago.

El 21 de agosto fue el día más caluroso; y el más frío, el 25 de enero

Las temperaturas no aportaron datos tan interesantes. En ese sentido, el balance del 2017 se asemeja al de otros años. Fue seco, pero no especialmente caluroso, si se exceptúan los meses de verano en los que los termómetros se disparan en la capital de Galicia. Por eso fue en agosto cuando se registraron las temperaturas más altas. El día más caluroso del año fue el 21, con 36, 5 grados centígrados, y se registraron quince en los que se superaron los 30 grados. Nada que ver con el año anterior, el 2016, cuando la jornada más calurosa se hizo notar en el mes de septiembre.

La jornada más fría del 2017 fue el 25 de enero, con temperaturas de -1,8 grados. Hubo, en total, siete días gélidos en los que los termómetros se situaron por debajo de los cero grados.