El Paluso reúne a casi 300 comensales en otra Navidad en compañía

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Xoán A. Soler

Habituales, peregrinos y hasta una pareja de mexicanos que se casarán este jueves acudieron a la carpa de la Alameda

26 dic 2017 . Actualizado a las 08:28 h.

La Navidad compostelana no está completa sin el Paluso. Primero en el bar de Conxo y ahora en la Alameda, en una carpa, la noche del 24 y la comida del 25 reúnen cada año a cientos de personas. Algunas sin recursos, otras sin familia con la que pasar estos días, e incluso muchas que simplemente optan por una forma diferente de celebrar las fiestas.

En este caso el comedor instalado para la ocasión se llenó en Nochebuena. Unas 175 personas acudieron a cenar. Muchos habituales de todos los años, otros desconocidos, y un buen número de peregrinos que al realizar el Camino estos días habían decidido pasar las fiestas solos y se animaron a compartir la noche en la Alameda. Acudió incluso una pareja de mexicanos que tras peregrinar a Compostela han decidido casarse este jueves. Y como no, Chus Iglesias, la alma máter del Paluso, irá a la boda.

La comida de ayer no fue tan numerosa, en torno a un centenar, pero no faltaron las ganas de pasárselo bien y los platos típicos. En el menú de Nochebuena hubo entremeses, tortilla, empanada, almejas a la marinera, langostinos, mejillones al vapor, bacalao con coliflor y churrasco con criollos. Y los típicos postres navideños, por supuesto. La fiesta se alargó hasta las tres de la madrugada, y eso que tal y como cuenta Chus Iglesias, «este año fue de los más cautelosos, normalmente no nos vamos hasta las cinco o las seis de la madrugada». La comida de Navidad fue similar, aunque al churrasco lo sustituyó el capón.

La comida del Paluso es una tradición pero no solo para personas sin recursos o sin hogar. Quizás fue esa su primera intención, pero ahora es una fiesta para todos los que quieran vivir de otra manera las Navidades. Este año, asegura Chus Iglesias, aunque todavía no sabe exactamente cuánto dinero se ha recaudado, sí confirma que fue menos que el año pasado, cuando se llegó a los cinco mil euros.

Además de las huchas que se distribuyeron por los establecimientos de hostelería, este movimiento solidario tiene un gran benefactor, el Coro da Ra, que un año más promovió una fiesta benéfica en la sala Capitol para recaudar fondos.

Y tampoco puede faltar el agradecimiento a los voluntarios, unos catorce, que realizaron una tarea ingente estos días, «es mucho trabajo -admite Chus- pero todo salió muy bien».