Alumnos de la USC piden que se regulen los descansos entre clases

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

La Universidade dice que no es necesario porque ya se deja tiempo de cortesía

20 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«¡Profesoras, queremos o noso café!». Hace algo más de un mes que carteles con ese lema comenzaron a aparecer en las facultades de la Universidade compostelana. En realidad, la organización estudiantil Acción Universitaria quiere un café, o poder fumar un cigarro, estirar las piernas, hacer una llamada rápida de teléfono o acercarse a devolver ese libro a la biblioteca, porque el plazo se le terminó ayer. Los estudiantes de Acción Universitaria quieren que se regulen los descansos entre clases.

«Dende un punto de vista pedagóxico, asúmense 10 minutos por cada hora». Lo explica Alfonso Armesto, estudiante de Historia y portavoz de la organización. Así que por ejemplo, «por cada expositiva de dúas horas, que se deixen dúas paradas de arredor de dez minutos» o solo una «entre medias algo máis longa». Sin embargo, ocurre, relatan los alumnos, que no se hacen paradas, o que el profesor acaba alargando una clase hasta la llegada del siguiente. El descanso «non se cumpre case nunca», afirma Armesto.

Por eso han solicitado reuniones con los responsables de los grados y con los decanatos y así debatir sobre un posible acuerdo de regulación de los descansos. La Universidade, sin embargo, no cree que sea necesario establecer unos descansos reglados. «Nin está regulado nin se vai regular», explicaban desde la institución académica compostelana, que añadió que, aunque tiene el máximo respeto hacia las reivindicaciones estudiantiles, no cree que haya que establecer un tiempo de descanso entre clases porque «sempre se deixan uns minutos de cortesía» entre clase y clase para que los alumnos puedan estirar las piernas y despejar la mente antes de la siguiente sesión.

Y más. Recuerdan desde la USC que los créditos se miden en función de las horas de dedicación a una asignatura concreta. De hecho, cada crédito equivale a 25 horas de trabajo del estudiante, que incluye las lectivas y las de trabajo personal. Pasar de tener clases de una hora a tenerlas de 50 minutos, por ejemplo, supondría que habría que volver a regular todos los horarios y ampliar las sesiones para alcanzar las horas necesarias para obtener los créditos correspondientes a la asignatura.

La Universidade de Santiago tampoco es la primera en la que se ha hablado de regular cuánto tiempo se debe dejar entre el final de una clase y el inicio de la otra. Por ejemplo, la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Cádiz estableció en el curso 2009-2010 que las clases finalizasen a menos cinco y se iniciasen a y cinco «a fin de dar al menos diez minutos de descanso al alumnado entre clase y clase», según explicaba e una circular el director de la Escuela Universitaria.

Cien profesionales ejercerán como mentores de los universitarios compostelanos

Un total de 106 mentores y 80 alumnos. Son las grandes cifras de la nueva edición del proyecto Mentoring USC, que pone en contacto a profesionales consagrados y a estudiantes que estén finalizando el máster, el grado o que ya hayan terminado sus estudios universitarios para que los primeros sirvan de orientación a los segundos. El programa, pionero en la universidad pública española, ya ha puesto en contacto a más de trescientos estudiantes con 125 mentores y mentoras. El rector, Juan Viaño, recordó que las encuestas de satisfacción avalan el éxito de un programa en el que los profesiones «asumides o compromiso de trasladar a vosa experiencia e coñecementos aos nosos novos egresados» de modo «altruísta e xeneroso». Los participantes en el programa Mentoring y Mentoring inclusivo - este último dirigido a estudiantes con algún tipo de discapacidad- participarán en el programa de acompañamiento durante los próximos cuatro meses.