Los centros singulares de investigación de la USC abren su trabajo al público
SANTIAGO CIUDAD
Una jornada lúdica reunió a cientos de mayores y niños realizando experimentos
03 dic 2017 . Actualizado a las 15:39 h.Puede que no acabe siendo científica, pero Alicia triunfará allá donde vaya. La pequeña fue la primera en animarse con el experimento de electricidad estática y, pese a un ligero calambre, volvió a intentarlo hasta que su media melena se puso de punta. Como ella, más de doscientos pequeños acudieron acompañados por sus padres a la jornada de puertas abiertas que por primera vez realizaron de forma conjunta los tres centros singulares de investigación de la USC, el CiQus, especializado en química biológica y materiales moleculares; el Cimus, en medicina molecular; y el Citius, en tecnologías de la información. Fue todo un éxito, pese a que una inundación amagó con echar al traste los talleres del CiQus. Pero en una hora investigadores, profesores y colaboradores se pusieron manos a la obra y limpiaron los laboratorios para que los recorridos no se viesen afectados. Finalmente, los pequeños disfrutaron de cómo la química puede verse en cualquier ámbito de la vida diaria.
Por ejemplo, se dedicaron a hacer pelotas saltarinas de colores. Nada más fácil, en apariencia. Mezclaron silicato de sodio y etanol para hacer un polímero. Después tocó el turno de darle forma redonda y de secarla para que se evaporase el etanol. Y listo. Con la ayuda de colorantes alimentarios, pelotas de colores. En el taller de al lado, los investigadores trabajaban con materiales muy fríos, como nitrógeno líquido o hielo seco. Por ejemplo, aunque la pelota saltarina salta como bien reza su nombre, al enfriarse pierde esa elasticidad.
Arriba, los mayores paseaban por los laboratorios guiados por los investigadores. Además de enseñarles los equipos, los científicos explicaban cómo se hacen los experimentos y en general cómo se trabaja en este tipo de centros singulares. «Esto es porque nos gusta, porque el Gobierno nos lo pone muy complicado», contaba a un grupo una de las investigadoras principales del CiQus. Y es que aquí no vale relajarse. Cada año son evaluados y para poder contratar a los jóvenes científicos hay que conseguir proyectos y financiación en convocatorias competitivas.
La jornada se estructuró de forma que todos los grupos visitaron los tres centros haciendo turnos. En el Citius, de tecnologías de la información, los reyes fueron las gafas de 3D y, por supuesto, los robots, Nao y Pioneer. El primero, humanoide, fue el que se cameló a los pequeños. Saludaba, bailaba, se sentaba porque estaba cansado e imitaba los movimientos de los niños.
A lo largo del día pasaron por los tres centros unas 600 personas, a las que se sumaron casi un centenar de investigadores que colaboraron para que este experimento también fuese un éxito.