Burlados por la burocracia en la rúa do Olvido

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Tres semanas después de la última inundación, una pareja sigue sin poder entrar a su vivienda

20 sep 2017 . Actualizado a las 18:38 h.

Cuando el pasado 28 de agosto un río de agua arrancó el muro de su huerta y entró en tromba por su casa comenzó una pesadilla de la que Ángel Díaz y su pareja aún no han conseguido reponerse. Casi un mes después de aquella impresionante riada que inundó toda la primera planta de su hogar, Ángel sigue sin poder acceder a su vivienda y continúa esperando a que su compañía de seguros (Caser) finalice el peritaje de los daños causados por el agua y el lodo del parque de Belvís que anegó el número 21 de la compostelana rúa do Olvido.

«Din que teñen un mes para dar unha resposta despois da peritaxe, pero non a rematan», explica el propietario de la casa. El problema es que el técnico de la aseguradora no puede completar su trabajo debido a la gran cantidad de lodo, agua y suciedad acumulada, que le impide acceder a toda la planta baja del inmueble para comprobar los daños que puedan haberse registrado en la estructura y terminar de computar las pérdidas en el contenido.

A Ángel Díaz, que vive en esa casa familiar desde hace 33 años, le asaltan multitud de interrogantes. Dice sentirse «atrapado pola burocracia das empresas de seguros, do Concello, das empresas da auga e de mantemento dos xardíns municipais». Es la pescadilla que se muerde la cola. El propietario lamenta que no puede limpiar porque no tiene recursos para ello, y su seguro no está dispuesto a anticipar el pago de los 2.000 euros que cobrará una empresa especializada ni tampoco «a mandar eles unha empresa que faga o traballo», explica.

Díaz solicitó ayuda al Concello, pero, relata, «din que non poden mandar limpar unha casa privada». «Viaqua, a empresa dos xardíns ou o Concello son os responsables do que pasou. Eles teñen que ter limpo o canal de Belvís e o camiño, pero somos os veciños os que limpamos o camiño. A auga derribou o muro, e entrou na casa. Se a veciña, que cortou a man, non rompe o cristal da ventá da calle, a auga habería chegado máis arriba», asegura.

La situación de desesperación es tal que Ángel ha iniciado una campaña de crowdfunding entre sus amigos para recaudar fondos para la limpieza de su casa, porque no se atreven a hacerla ellos mismos. «Na parte de atrás do muro, no camiño, veñen a pincharse, e moitas veces quedan alí xiringas. A auga o arrastrou todo. Non sei o que podemos atopar», comenta. Por si fuera poco, tampoco consigue que nadie le asegure que la limpieza no repercutirá de forma desfavorable en el peritaje. Ante esta «indefensión», el propietario decidió acudir a la oficina del consumidor del Concello para pedir su mediación ante la compañía de seguros. Pero volvió a topar con la burocracia. «Leva dous meses pechada, porque o funcionario está de baixa. Todo son boas palabras, pero a realidade é que case vai un mes, e non podemos volver a nosa casa», protesta. Solo pide que alguien, «o Concello, o seguro ou quen sexa nos axude para saber qué facer».

Díaz recuerda indignado que el día de la inundación «todo foron boas palabras, pero estamos solos e desamparados». Y no es precisamente la primera vez que la rúa do Olvido sufre este problema. Asegura Díaz que en 33 años hubo hasta 40 inundaciones, aunque la del 28 de agosto fue de las peores. Recuerda que su padre asumió muchos costes para reparar la casa, y que, cuando la restauraron la con ayudas del Consorcio, se les aseguró que el agua no volvería a entrar.

La última tromba sorprendió a su pareja en la casa. Escuchó un ruido atronador al caer el muro de la huerta y el agua comenzó a colarse. Tuvo el tiempo justo para correr hacia el segundo piso, del que fue rescatada por los bomberos. El agua anegó la primera planta, destrozando electrodomésticos, muebles, instalaciones eléctricas y llevándose por delante todos los objetos que encontró a su paso. Un mes después, el agua sigue apozada en el salón y un olor nauseabundo impide permanecer en la vivienda más de media hora. «Cando chamei para dar o parte, díxenlles que os papeis do seguro estaban baixo a auga. Movinme para conseguir unha copia, porque nin para iso houbo resposta rápida». Quiere pedir una moratoria de su hipoteca para invertir en la casa, pero no hay respuesta. «Todo é frustrante».

El Concello les buscó una casa para 10 días y luego se vieron en calle sin explicaciones

 

 

La reacción del Concello fue rápida en las horas que siguieron a la inundación, y la pareja fue realojada en un piso turístico desde aquella primera noche del 28 de agosto. Allí estuvieron durante diez días, hasta que el propietario del piso les comunicó que tendrían que irse porque tenían inquilinos con una reserva anterior. Ángel Díaz relata que llamó al teléfono de contacto del Concello, pero no obtuvo respuesta. De la noche a la mañana se vieron en la calle. Fueron acogidos por un familiar que vive lejos de Santiago. «Temos que madrugar moito para chegar a tempo a os traballos, pero o peor é que ninguén da explicacións».

Ángel Díaz no quiere que su caso se convierta en un arma para que «os partidos fagan política, porque ningún deles solucionaron o problema que temos os veciños da rúa do Olvido. Por aquí veu Xan Duro, e ninguén máis».

Durante la jornada de ayer, un grupo de operarios comenzaron el desescombro del muro derribado. Díaz supone que van a reponerlo. «Pero nós necesitamos volver a casa», insiste.