La USC recuerda a los docentes sin plaza de eméritos que se les puede nombrar «ad honorem»

Al menos dos de los profesores a punto de jubilarse que este año aspiraban a una plaza como eméritos y se quedaron si ella no la perdieron porque se cuestionasen sus méritos o porque pesase más un requisito que otro en la selección, sino que ya ni siquiera fueron evaluados porque no cumplían el mínimo de 30 años de servicio universitario que marca el reglamento. Es una puntualización que quiere remarcar el equipo rectoral de la USC para dejar claro que en ningún momento se cuestionó la valía de los aspirantes.

Al margen de esa cuestión, el equipo directivo de la Universidade de Santiago entiende que haya voces discrepantes con el proceso, pero recuerda que, tal y como manda la propia normativa, la selección no es en absoluto arbitraria y pasa por tres filtros: la Comisión de Avaliación de Accións Especiais, la Comisión de Organización Académica e Profesorado y, finalmente, el Consello de Goberno, lo que garantiza la decisión tomada al margen de opiniones personales.

En todo caso, y teniendo en cuenta el reconocido prestigio de las personas que en esta última convocatoria se quedaron sin plaza de emérito, la USC les recuerda que pueden ser nombrados ad honorem siempre que cumplan los requisitos para esta figura que reconoce, sobre todo, su «relevante prestixio profesional» y que hayan hecho «unha achega importante á institución universitaria», tal y como dicta el reglamento aprobado por el Consello de Goberno en junio del 2015. Aunque las funciones que desempeñan son similares, a diferencia del emérito, al ad honorem lo propone directamente el rector, aunque luego tiene que aprobarlo el Consello de Goberno.

Frente a lo ocurrido este año, el curso pasado quedaron vacantes dos plazas de eméritos que se sumaron a las del presente.

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