Media tonelada de pólvora despide las Festas do Apóstolo con un mosaico multicolor

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Los conocidos como «Fuegos pequeños» ofrecieron un espectáculo de 17 minutos

01 ago 2017 . Actualizado a las 14:26 h.

Se fueron, como todos los años, por todo lo alto. Se fueron con ese inconfundible olor a pólvora que se esparce por la ciudad durante unos minutos, pero que permanece en la mente de los compostelanos durante todo un año, el que tardan en colorear de nuevo las calles las Festas do Apóstolo. El color, la luz, ese aroma a despedida que también huele a vacaciones, volvieron a esparcirse ayer por el cielo nocturno de la ciudad durante los fuegos pequeños, ese espectáculo pirotécnico que las malas lenguas dicen que está reservado a los picheleiros, mientras que el del 24 se organiza para los turistas.

Diecisiete minutos, 30 conjuntos y cerca de media tonelada de fuegos de artificio -447 kilos netos, para ser exactos- compusieron ayer un espectáculo que fue in crescendo y que además estrenó para Santiago dos composiciones de elementos pirodigitales, un mosaico multicolor a una altura de 62 metros que pudo verse desde numerosos puntos de un Santiago que también se iluminó con el estallido de las palmeras, de truenos, de silbadoras, de lentejuelas, de aros... «Es un espectáculo importante», adelantaba unas horas antes Juan Manuel Humanes, uno de los responsables de dar luz al fin de fiesta compostelano.

Lo contaba Humanes desde la escaleras del mirador de la Alameda, donde se habían ubicado cinco posiciones diferentes de disparo que, como si de un canon de Pachelbel, se iban sumando a los destellos sobre el cielo de Santiago. Primero, una sola posición, central. Después, desde los laterales. Y finalmente los artefactos salían desde todas las posiciones para despedir las fiestas como se merecen.

Antes y después, música

Claro que no solo con luz despidió Santiago sus fiestas. La música también estuvo muy presente durante toda la jornada. Antes de que el cielo comenzase a iluminarse, los californianos Allah-Las y los madrileños The Limboos pusieron ritmo en la Praza da Quintana. Después del espectáculo, fue el turno de la orquesta Compostela en la Alameda y con las versiones de los Beatles de The Funkles en O Toural.