«Mis padres siempre me han dejado elegir, nunca me han presionado»

Martín Manuel Chaves Fraga (Santiago de Compostela, 1999) puso sus manos sobre el piano con tan solo 6 años. Y desde entonces no pudo dejar de tocar. «Todo empezó con unos campamentos de verano. Desde ahí y gracias a mi profesora de piano -Anne Tooming- el gusanillo de la música fue creciendo cada vez más», afirma el joven. Ahora, a sus 18 años, saca a la luz su primer disco y está a punto de viajar a Holanda para recibir unas clases magistrales. Su cedé fue una sorpresa de cumpleaños de sus padres e incluye una canción dedicada al accidente de Angrois.

Chaves Fraga siempre ha compaginado sus estudios con las clases en el Conservatorio Histórico de Santiago, en el que acaba de terminar quinto año de Profesional. El próximo curso empezará el grado de Física en Santiago, pero no descarta la música como salida profesional. «Dedicarse a la música supone mucho sacrificio y es muy complicado», afirma Martín, que tiene claro que no le gustaría quedarse en la enseñanza, sino que querría ser concertista. Mientras tanto, combinará la música con otra de sus grandes pasiones, la ciencia, ya que considera que ambas «tienen mucho en común. No están tan alejadas como la gente piensa», explica.

Beethoven es uno de sus compositores preferidos. «En general me gusta todo lo que sea romper con los esquemas establecidos», dice Martín. Pero si hablamos de referentes, el joven no duda en mencionar a su profesora durante trece años, Anne Tooming. También Ilona Timchenko, de la que recibe clases en la actualidad y la encargada de que en dos semanas asista a unas clases magistrales en Holanda.

Su prima es la única de la familia con la que comparte talento musical y desde pequeño siempre le ha gustado tocar con ella. «No sabemos de dónde nos sale», cuenta Chaves, pero ambos han formado un buen equipo que se deja ver en su disco. Irene Fraga -su prima- ha sido la encargada de poner voz a Por el Oeste e Inexorable, las dos únicas canciones del disco para las que Martín ha compuesto letra. El joven también habla de 24J, la pieza que abre el disco y que hace un homenaje especial a las víctimas del accidente de tren de Angrois: «Fue un momento que vivimos muy próximo. Estaba empezando a componer una canción que tanto mis padres como yo coincidimos en que tenía que dedicarse a lo que pasó en Angrois».

Su familia ha sido una pieza clave en todo lo que ha aprendido hasta ahora. «Siempre me han apoyado mucho, y, sobre todo, siempre me han dejado elegir. Cuando quería más, pues más. Pero nunca me han presionado. Lo que hago lo he pedido yo, como empezar en el conservatorio», dice el joven compositor e intérprete. Ellos han sido también los promotores de que, en verdad, este sea el segundo disco de su hijo. «Tengo algo anterior muy casero. Cuando tenía 12 años compuse mi primera canción y algunos años más tarde mis padres me animaron a grabarlas, como un recuerdo, para poder escucharlas cuando fuera mayor», afirma Martín. También su tío, José Gutiérrez, puso su grano de arena en el disco que acaba de sacar. Fue él quien se encargó de grabarlo y hacer de técnico de sonido.

Las canciones que ha compuesto pueden enmarcarse en el estilo New Age. «Es música muy relajante, para cuando tienes ganas de pensar. Tampoco para cuando uno esté muy triste, que si no te echas a llorar», comenta entre risas el joven.

Para acabar, una última pregunta: ¿Los pianistas escuchan reguetón? «De fiesta», responde Martín, que se queda con los autores del romanticismo y con estilos como el indie. El pop lo deja para cuando su prima le pide que la acompañe al piano.

El protagonista. Martín Manuel Chaves Fraga estudiará el próximo curso en el conservatorio 6º de Profesional mientras comienza el grado de Física en la USC.

Actividad. El joven compone desde los doce años y acaba de publicar su propio disco, con ocho temas.

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