De Conxo a alcalde consorte de Rugby

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

cedida

A los 19 años salió de Santiago con un niño en camino; 43 después es un empresario de éxito y el flamante marido de la nueva alcaldesa de esta ciudad inglesa

21 jun 2017 . Actualizado a las 10:31 h.

Desde mayo es el alcalde consorte de Rugby. Y sí, el deporte se llama así en honor a esta ciudad del medio oeste de Reino Unido. Pero Francisco García Maures no hubiese imaginado hace medio siglo que su futuro iba a estar ligado a la política inglesa. Nació en «Conjo», el menor de once hermanos emigrados desde Cáceres. Porque su padre era ferroviario en Extremadura y lo destinaron a la estación de Cornes como guardagujas, así que allá se vino toda la familia a este barrio compostelano.

Allí se criaron, en la vieja estación, los once hermanos y sus progenitores, «a mi padre le llamaban Juanillo y mi madre era muy conocida, yo era el hijo de la señora Kika», cuenta emocionado Francisco. A los 19 años cogió su maleta y arrancó hacia Rugby. ¿Por qué? «Por un romance de amor con una inglesa». Ella vino a Santiago, ya que la ciudad recibía bastantes turistas durante los años santos. Era enfermera, quería estudiar español y vaya si lo hizo. «Decidió venir dos meses, nos conocimos y... ¡adiós!, se quedó en estado», explica con humor este compostelano. Fue así como emigró Francisco, quien aunque no sigue con su primera mujer, sí mantiene muy buena relación con ella.

Francisco dejó Santiago en el año 1974. De una sociedad religiosa y todavía franquista a una ciudad inglesa «que me pareció modernísima, vine en la época de los hippies, todo el mundo estaba aquí contento y me encontré muy bien». También a nivel profesional era un buen momento, encontró trabajo como cocinero y llegó a tener dos restaurantes, uno de ellos incluido en la guía Michelin. Era una época en la que se fomentaba el consumo de pescados y mariscos, que era lo que precisamente cocinaban en su restaurante.

Con Belinda, su mujer y alcaldesa de Rugby, lleva casi una vida. Treinta y cinco años juntos, 25 de casados y tres hijas en común: «Me lo gasto todo en mujeres», bromea. A la familia Francisco suma dos hijos de su primera esposa, «aún no tengo nietos, pero ya me gustaría», admite.

A Belinda siempre le gustó la política. Dice su marido que finalmente acabó introduciéndose de forma activa hace diez años, «y ahora llegó al puesto de alcaldesa». Lo será durante un año, «conservadora», insiste Francisco. Y recuerda que la política, tan vinculada a la corrupción y tan desdeñada en los últimos tiempos, no es siempre así: «Ella gana unos 300 euros como alcaldesa al mes. Tiene oficina, chófer y secretaria, pero nosotros vivimos de nuestra compañía, gracias a Dios nos fue bastante bien y alquilamos propiedades», cuenta.

Está especialmente orgulloso de una medida que impulsó Belinda para realizar de forma sistemática la prueba del VIH a colectivos de riesgo, «ella peleó y al final se hace en todo el país». Lo de consorte lo lleva bien, y eso que a la alcaldesa se le acumulan los actos «está bastante ocupada», reconoce. Y desde luego no se han olvidado de Santiago. Vienen todos los años, porque aún tienen un piso en el barrio de Conxo. Este, con sus nuevas atribuciones como alcaldesa y también concejala, tendrán que posponerlo, pero hasta ahora no perdonaban su visita anual: «Nos gusta mucho, a mi mujer le encanta y dice que si por necesidad tuviese que vender algo, nunca sería este piso», cuenta el orgulloso esposo. Porque además en Santiago siguen viviendo dos de sus hermanos y decenas de sobrinos. Tampoco perdonan las Rías Baixas, «buf, yo a mi mujer la llamo la reina del Albariño, se lo toma como agua», cuenta divertido. La conexión Santiago-Rugby va más allá e incluso asegura que alguna vez le ha buscado trabajo a los alumnos de ciclos de hostelería del Lamas de Abade. Este verano Conxo tendrá que esperar, le reclama la política.

El protagonista. Francisco García Maures dejó Santiago en el año 1974 y se instaló en Rugby, una pequeña ciudad inglesa. Desde entonces vive allí pero viaja prácticamente todos los años a Galicia.

A la política consorte. Su mujer, Belinda, es del partido conservador. Acaba de ser elegida alcaldesa de Rubgy y también es concejala en la ciudad. Será regidora hasta mayo del 2018, ya que el mandato dura un año.