Llama la atención que la primera herramienta desarrollada por el Grupo de Sistemas Intelixentes de la USC traduzca símbolos del tiempo al lenguaje cotidiano, sobre todo en Galicia, donde solo para nombrar a la lluvia hay un centenar de palabras. El joven investigador lo reconoce, pero también admite que ese es precisamente uno de los retos del grupo liderado por científicos de la talla de Alberto Bugarín o Serén Barro. «En la lógica borrosa hay más alternativas que las temperaturas altas o bajas, hay variables de las que pueden salir cosas muy interesantes...»
Su intención es seguir investigando y aportar herramientas cada vez más precisas, pero todo depende de si le conceden o no las becas que solicitó: «Quiero irme a Escocia, pero no sé si podré hacerlo; así es cómo funciona esto ahora...». O sea, que resulta más fácil predecir el tiempo que garantizar la continuidad de tan reconocida investigación.