Todo un mes encerrados en la Conchi

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

paco rodríguez

Los alumnos hacen cola para tener sitio en la biblioteca y estudiar la noche entera

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Como en las playas de Levante en pleno mes de agosto, que hay que madrugar y dejar la sombrilla plantada y la toalla estirada para reservar sitio, en la biblioteca Concepción Arenal hay que estar a primera hora de la mañana y hacer cola para encontrar una plaza; a veces, haciendo uso de la picaresca. «Hay quien deja un botellín de agua y se va, o quien con una carpeta pretende reservar cuatro asientos», se quejaban ayer un grupo de asiduos que incluso han modificado sus costumbres para adaptarse a la disponibilidad de la Conchi, la única que abre toda la noche. «Hay quien prefiere estudiar de noche, pero aunque no sea así, te ves obligado a hacerlo porque por el día es insoportable, de noche se está más tranquilo», reconoce Ángel Currás, alumno de segundo de Psicoloxía.

En un mes hay que examinarse de al menos seis asignaturas semestrales y entregar los trabajos de fin de curso, así que las tareas se acumulan y hay quien para solventar tan estresante situación se pasa las veinticuatro horas del día en la biblioteca, todos los días de la semana, todo el mes. «Y a ver qué hacemos en junio, porque después ya no abre toda la noche y los exámenes no se acaban hasta julio», se queja Emily Martínez, también estudiante de Psicoloxía y amiga de Ángel. Queda la opción de quedarse en casa, pero no es lo mismo. «No te concentras de la misma manera, está la cama, el sofá... Aquí te sientes arropado por los compañeros, tomas un café, sales a fumar un pitillo y si te entra el bajón ellos tiran de ti», dice Emily mientras comparte una pizza con sus amigos a la entrada de la biblioteca, una pausa para cenar antes de volver a la mesa y seguir estudiando hasta las siete de la mañana. «Y luego a casa a dormir hasta el mediodía, a no ser que tengas examen al día siguiente, que ya empatas una cosa con la otra».

Una treintena de alumnos se quedan la noche entera en la Concepción Arenal, una de las que refuerzan horario en la época de exámenes junto con la biblioteca de Económicas, la de Fonseca y la sala de lecturas de Dereito. Los alumnos creen que es insuficiente, y buena prueba de ello son esas colas de mañana y esas prisas para reservar una plaza. «En Derecho hay un buzón de sugerencias y voy a sugerir que pongan un buzón de sugerencias en la Conchi, porque esto es insoportable», se queja Ángel, que como sus amigas Emily e Iria, denuncia que de día las plazas las copan alumnos de Bachillerato y ESO. «En teoría no pueden pero como no hay control y no se activan los tornos, pues se cuelan».

El tiempo no llega a nada. «Acabas las clases un jueves y el lunes ya tienes el primer examen. Hay que chapar en dos semanas lo de seis meses», se queja Aranxa Vicens, estudiante de Comunicación Audiovisual.