La decisión judicial obedece a una actuación de la época de Bugallo que tiene que solventar Noriega
09 dic 2016 . Actualizado a las 13:01 h.En buen lío se metió el Ayuntamiento de Santiago al firmar el convenio que dio pie a la construcción del hotel A Quinta da Auga. Y en buen lío se metieron también los propietarios, porque el litigio no tiene otra salida que la demolición de una parte de lo edificado. No vale la compensación económica. Y el alcalde Martiño Noriega se sitúa en la picota.
Esta difícil situación del regidor, de la que sus predecesores han podido zafarse, la crea una providencia que acaba de emitir el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Santiago. Este le impone al alcalde Martiño Noriega, como apercibimiento, una multa coercitiva de 1.000 euros». Tiene un plazo de diez días para alegar.
Esa sanción, que se reiterará hasta el cumplimiento de la resolución judicial sobre el citado hotel, solo podrá salir de los bolsillos del alcalde «responsable directo», según advierte el magistrado. De abonarlo el Concello por aprobación de la Xunta de Goberno, sería prevaricación.
El problema es que, a diferencia de las advertencias de plazo, la reiteración de las multas va acompañada de la previsión de «deducir el oportuno testimonio de particulares para exigir las responsabilidad penal que pudiera corresponder». Eso significa que el asunto se trasladará al Tribunal Superior de Xustiza, con la documentación necesaria, y desembocará previsiblemente en un delito de prevaricación y desobediencia judicial.
Cuando Sánchez Bugallo y la empresa Lorygar firmaron el convenio de permuta de parcelas que le permitía a esta firma llevar adelante un hotel con encanto y lujo en las orillas del Sar, utilizando parte de terrenos municipales en Brandía, poco se imaginaban ambas partes el fiasco del documento urbanístico firmado. A Martiño Noriega, además de acecharle su cuenta bancaria sin comerlo ni beberlo, la última providencia judicial por el caso de A Quinta da Auga le crea un problema serio en Raxoi. Se trata de derribar parcialmente un hotel prestigioso.
No hay compensaciones que solucionen el asunto y únicamente le quedará, para cumplir la sentencia, demoler la zona de A Quinta da Auga pública, en la que se encuentran el spa y las cocinas del hotel. Y, antes de nada, revertir a Lorygar el terreno de la antigua estación de servicio que le pertenecía antes de la permuta, cuyo valor queda en agua de borrajas al pasar a zona verde.
A la desesperada, y para darle salida al conflictivo asunto, Concello y empresa hotelera acordaron hace poco por la vía civil un nuevo convenio, que Raxoi tuvo que paralizar ante las advertencias judiciales de que el tema ya había sido resuelto en la vía penal. El caso tiene bastantes similitudes con el que casi se llevó por delante al alcalde de Caldas de Reis, Juan Manuel Rey.