«San Francisco es un ejemplo para los monasterios que se quedan vacíos»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Álvaro Ballesteros

El profesor apuesta por soluciones para los cenobios que respeten su razón de ser original

01 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La falta de vocaciones religiosas no son solo un problema para las iglesias que se quedan vacías, sino también para los monasterios, que en muchos casos son joyas arquitectónicas con un inmenso valor patrimonial al margen de su importancia religiosa. Pero hay salidas, tal y como indica José Manuel García Iglesias, catedrático de Arte de la USC, para quien la solución aplicada en el caso del cenobio compostelano de San Francisco «es ejemplar». Pero García Iglesias matiza que la solución hostelera no tiene por qué ser válida para todos los monumentos que padecen esa situación. «Habría que estudiar caso por caso; en Viveiro, por ejemplo, que tienen una Semana Santa fantástica, lo utilizan las cofradías, y en Monte Faro hay asociaciones culturales que han hecho un punto de encuentro de la comunidad. Es algo que hay que estudiar, pero aquello que ha tenido vida no lo debemos dejar morir, la vida debe seguir existiendo y adecuarla a los tiempos pero que no se contradiga con el principio para el que nacieron. En eso, San Francisco es un ejemplo para los monasterios que se quedan vacíos. En él comparten espacio los pobres y los que se pueden pagar una pernocta».

De monasterios, de conventos y de claustros se habla mucho estos días en Santiago, porque el grupo de investigación Iacobus inauguró ayer un simposio que se desarrollará hasta mañana en las facultades de Historia y de Filosofía bajo el nombre de Tempos de claustro en el que se abordan esos espacios monacales desde distintas perspectivas; culturales, históricas, religiosas e incluso geográficas, pero siempre como lugares de encuentro de las propias comunidades religiosas y de su relación con el exterior. Para abordar estas cuestiones participan en las jornadas más de una veintena de expertos llegados de universidades españolas y portuguesas, lo que permite abordar realidades tan distintas como las de los claustros compostelanos o de la comarca de Noia frente a los castellanos o los andaluces. No cabe duda de que al margen de la filosofía de cada orden o de las circunstancias históricas, el clima también lo condiciona. «Como nos contó en el simposio el profesor Palomero, en Sevilla, por ejemplo, los claustros son más abiertos y exponían pinturas de Zurbarán o Murillo; aquí también se hacían muestras, pero menos. Estas órdenes tenían ideas más o menos comunes pero con sus particularidades, es un mundo lleno de matices». La arquitectura también marca distancias. «Ana Goy habló en su ponencia de las diferencias entre las fuentes; en el mundo benedictino eran más ricas y en el cisterciense más pobres. Hay conventos con más de un claustro; unos son litúrgicos, otros hosteleros, que en Galicia está relacionado con la hospitalidad de los franciscanos...»

Un mundo complejo y fascinante que despierta gran interés entre los historiadores y estudiosos de arte no solo por la relación que tiene con su especialidad sino también porque se sienten en cierto modo responsables de su conservación y de la búsqueda de usos adecuados para su mantenimiento. «Para nosotros es algo apasionante; es el noveno simposio que celebramos, esta vez con un contenido que sobrepasa el ámbito gallego. Además, en una universidad como la nuestra que tiende al envejecimiento, un grupo en el que conviven profesores de más de 50 años con otros más jóvenes es muy enriquecedor».

Las ponencias continuarán hoy y mañana y están abiertas a cualquier persona interesada. Las fundaciones teresianas, la devoción a la Virgen en Portugal o la orfebrería en los cenobios son algunas cuestiones que los expertos pondrán sobre la mesa.

Un interés en alza.

El personaje. José Manuel García Iglesias es catedrático de Arte de la USC y uno de los fundadores del grupo de investigación Iacobus.

El simposio. El simposio «Tempos de claustro» que se desarrolla en Santiago aborda esos espacios monacales como lugares de encuentro a lo largo de la historia.