La expectación previa por el concierto fue tal que algunos incluso se quitaron los zapatos para ir más rápido y poder sentarse en los primeros bancos para ver cómo sonaban las reproducciones de estos instrumentos esculpidos hace más de ocho siglos. Junto a las fídulas, las arpas, el propio organisrum o las trompetas presentes en la obra del Mestre Mateo, convivieron la gaita, el órgano o instrumentos de percusión. Carlos Núñez tampoco se quiso olvidar de otros objetos musicales, como el olifante, presentes en la catedral de Santiago, «porque está llena de señales de música». Además, también intervinieron el coro Cantabile y la banda de gaitas de Xarabal. Al final, más de 70 músicos de diferentes países pasaron por el altar mayor para participar en este concierto, que tenía como final del repertorio la interpretación de la Marcha do Antigo Reino de Galicia, aunque el broche estuvo con una repetición del Dum Paterfamilias, y toda la orquesta de instrumentos medievales resonando de nuevo junta. Por unas horas, el Pórtico de la Gloria y sus músicos cobraron vida.