En Buenos Aires sí, en Santiago no

Xurxo Melchor CRÓNICA

SANTIAGO CIUDAD

04 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Santiago, Martiño Noriega (Compostela Aberta), no dudó en cruzar el Atlántico y recorrer de la mano del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo (PP), los 10.000 kilómetros que separan la capital de Galicia de Buenos Aires para asistir a la Feria del Libro argentina. Hizo bien. Difundir la cultura gallega y promover internacionalmente la ciudad cuyo gobierno preside está entre sus atribuciones. Más aún cuando Santiago era ciudad invitada en aquel evento. Esa confluencia espacio-temporal entre Noriega y Feijoo evidencia que hay cosas, muchas, muchísimas cosas, en las que los políticos con cargos públicos deben olvidarse de las siglas y hacer lo que no es otra cosa que su obligación. Lo que es bueno para todos. Por eso llama tan poderosamente la atención el absoluto desprecio con el que Noriega está tratando a la Feira do Libro compostelana, de la que podemos disfrutar estos días en la Alameda. La Federación de Libreiros de Galicia, que es quien la organiza, no ha recibido hasta ahora ni un mísero euro como subvención. Pero el agravio es aún mayor, porque es la primera vez que un regidor santiagués no acude a la inauguración de la feria. Y no puede excusarse en la agenda, porque el sábado pasado el alcalde estaba en la ciudad. Concretamente, tomándose unas cañas en la Festa da Primavera de San Pedro, que es magnífica y hay que ir, pero había tiempo para todo. Fue cosa suya primar cañas a libros. Llamativo es también que tampoco apareciese la concejala de Cultura, Branca Novoneyra. Allí solo estuvo Jorge Duarte, que como primer teniente de alcalde fue el único que estuvo a la altura de las circunstancias.

Noriega ha dicho que la Feira do Libro de Santiago es un modelo agotado. Y este es su argumento para haberla ninguneado. Es un modelo idéntico al de Buenos Aires. El mismo que el de cualquier feria del libro. Se sacan los libros a la calle, se ofrecen descuentos y se apoya a los libreros desde la Administración para que aumenten sus ventas. Para el alcalde el modelo es bueno en Buenos Aires, pero malo en Santiago. Un claro doble rasero. Es curioso que sea el mundo de la cultura uno de los más molestos con Compostela Aberta en este primer año en Raxoi. Los libreros están decepcionados, pero también los promotores musicales, que comentan sin rubor que tenían más apoyo para organizar conciertos con el PP. Sin ayudas el libro muere. Son estos malos tiempos para la cultura. La fotografía de esta época es el inminente cierre de una mítica librería compostelana, la Toural, que tras cien años iluminando mentes y almas apaga sus luces a escasos metros de la sede de Compostela Aberta. Me quedo con los libros. Siempre.