Infraestructuras y presupuestos

R. Martínez CRÓNICA

SANTIAGO CIUDAD

20 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Satisfecho regresa Noriega de Madrid. Y no es para menos. Aunque no obvia que estará vigilante, el regidor vuelve con un calendario que al menos pone un horizonte al paciente aguante de los vecinos de Conxo y mantiene y aproxima el compromiso por el que están clamando todos los sectores de la ciudad, la conexión de la AP-9 con la A-54 a través del conocido como enlace orbital, amén del que también se prevé para la Cidade da Cultura. Falta por conocer si ese compromiso alcanza ahora mismo a la también demandada conexión de la AP-9 con la N-550 en la zona norte. Quedará más para las explicaciones de detalle de una reunión «productiva», en palabras de la ministra, pero que debió de arrancar con cierto recelo. No en vano, el alcalde -que ya tras su primer encuentro con la titular de Fomento había apuntado que tendría una actitud vigilante- no solo había hecho público su malestar hace poco más de una semana ante lo que calificó de «desconexión» del ministerio con los asuntos de la ciudad. También había hecho llegar ese malestar al departamento que dirige, ahora mismo en funciones, Ana Pastor.

Con recelo o sin él, el viaje a Madrid le ha permitido a Noriega poner distancia por un día sobre el foco mediático en que se ha convertido el despropósito de la adjudicación del nuevo servicio de comedores escolares. Todo un culebrón tras dos convocatorias que acabaron desiertas pese a haber hasta cinco firmas con posibilidades de ser adjudicatarias. Cuatro acabaron renunciando y, la otra, perdiendo su opción al no presentar a tiempo toda la documentación requerida cuando ya había sido seleccionada para asumir la concesión. Nunca un concurso municipal había estado tan en la calle. Ahora toca resolver por la vía directa, de forma provisional y con las prestaciones actuales del servicio. Y estudiar a fondo las condiciones del pliego con que se ha sacado a licitación el frustrado concurso.

Lo que debía de ser una cuestión de trámite se ha convertido en toda una patata caliente para un gobierno que todavía abría ayer las primeras negociaciones para tratar de sacar adelante los presupuestos del 2016. No le llega con sus diez ediles. Es pura aritmética. Pero además tuvo ocasión de comprobarlo en noviembre, cuando populares y socialistas frenaron sus propuestas alcistas en materia tributaria y le impusieron la bajada del IBI y la congelación del impuesto de vehículos. Pocas ocasiones se había dado Compostela Aberta hasta entonces de negociar cuestiones de calado con la oposición. Prácticamente las mismas con que afrontará una negociación presupuestaria que habrá de dar la medida de la capacidad de entendimiento entre fuerzas dispares, sí, pero a las que los ciudadanos pusieron en Raxoi para mirar por la ciudad.