Conmoción en la comunidad médica gallega ante la muerte del neurólogo Miguel Blanco 

Mario Bramendi SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Carlos Folgoso

El funeral del director de la unidad de ictus del CHUS, que falleció ayer de forma súbita en su casa, tendrá lugar hoy en Santiago

10 oct 2015 . Actualizado a las 12:47 h.

La comunidad médica y científica de Galicia amaneció ayer conmocionada por la inesperada muerte de Miguel Blanco, director de la unidad de ictus del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y prestigioso neurólogo e investigador. El médico, de 41 años, apareció muerto por la mañana en su domicilio de San Pedro de Bugallido (Ames), próximo a Santiago.

La noticia dejó ayer consternado a todo el personal del Clínico de Santiago, donde Miguel Blanco desarrollaba su carrera médica y científica, y donde estaba vinculado al equipo de investigación y del trabajo del que fue su mentor, el doctor José Castillo, que recibió ayer la triste noticia en Bilbao. El neurólogo regresó inmediatamente por la tarde para estar al lado de la familia.

Nacido en Petín de Valdeorras en 1973, Miguel Blanco estaba casado con Susana Bembibre, de la vecina localidad de A Rúa, y de hecho en Petín tenían una casa donde pasaban vacaciones y fines de semana con sus tres hijos, con quienes solían pasear en bicicleta por el pueblo. La familia de Blanco reside toda en el municipio, y por eso «a súa morte é un auténtico mazazo», según reconocía ayer el alcalde, Miguel Bautista.

Profesionalmente, tenía una trayectoria brillante, con galardones como el Premio de Investigación de la Academia Médico-quirúrgica de Santiago y del Sergas, o el premio de la Federación Galega de Dano Cerebral el pasado año 2014. Profesor asociado de medicina desde el año 2003, Miguel Blanco era considerado uno de los profesionales de más futuro en el ámbito de la neurociencia. Y acumulaba una fecunda labor investigadora a nivel internacional en todo lo relacionado con el ictus, materia sobre la que llegó a escribir más de 80 artículos y a presentar más de cien comunicaciones en congresos.

En una entrevista concedida a este diario en junio del 2010, Miguel Blanco explicaba por qué había elegido Compostela para ejercer después de formarse como especialista en Madrid. «Hay muchas líneas de investigación abiertas, no solo en patología vascular cerebral sino en enfermedad de párkinson, esclerosis múltiple o demencias; y se hace medicina traslacional: es decir, investigación básica con aplicación clínica; no hay muchos centros en España que ofrezcan tantas posibilidades», decía entonces.

A lo largo de los últimos años, había dedicado sus esfuerzos en cómo reparar los daños causados por el infarto cerebral.

Profundamente admirado y querido por sus compañeros, hoy se celebrará su funeral a las 16 horas en la iglesia compostelana de San Francisco. Será incinerado en la intimidad familiar.