Baiona busca los orígenes del único cruceiro cubierto de la provincia de Pontevedra

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Primera intervención en un siglo en uno de los monumentos más singulares de la villa turística

29 oct 2014 . Actualizado a las 09:01 h.

Dos canteros y un restaurador han asumido la primera intervención a la que se somete el único cruceiro con baldaquino de la provincia, el de la Santísima Trinidad de Baiona. Al menos, en los últimos cien años no se ha actuado en el conjunto, según confirman el Concello y los expertos de la empresa Proyecto Arte, encargada de la intervención.

Habrá que esperar a los análisis para saber si hubo alguna actuación con anterioridad aunque, tras varios días de labores sobre el monumento catalogado como bien de interés cultural, ya se apunta su buen estado. Uno de los principales retos es conocer algo más del conjunto, con piezas de los siglos XIX, XV, XVI y XVIII, ya que casi no hay documentación al respecto ni información sobre su autoría.

La mayor atención, confirma el restaurador Miguel Ángel dos Santos, se centra en la cruz que preside el conjunto enclavado sobre las rocas de la antigua calzada romana, en la parte alta de Baiona. «Es una joya porque conserva la misma policromía que las del Pórtico de la Gloria», confirma. Por ello, la actuación es más específica en los dos elementos distintivos del grupo, el baldaquino de piedra de fábrica que solo tiene este cruceiro y el de Noia y en la cruz. «Sabemos que es una cruz gótica pero la duda está en su datación por lo que, en colaboración con la Universidad de Santiago, se están practicando analíticas de los pigmentos descubiertos para poder situar el período», explican.

La intervención sobre el conjunto está promovida por el Concello. El alcalde, Jesús Vázquez Almuiña, destacó su empeño por poner en valor el patrimonio de la villa, vinculado además con la ruta jacobea y resaltó que el propio Castelao lo destaca en su obra As Cruces de Pedra na Galicia como una de las interesantes obras del arte gallego.

Es el elemento más atractivo para el restaurador, «porque es una cruz gótica bien conservada, por las labras de la escultura y de la policromía; es contemporánea de las tallas de granito policromadas del Pórtico de la Gloria, bien conservadas por la protección del Obradorio. Es en este caso se ha mantenido porque está tapada y ventilada». Tras las analíticas que ya están haciendo en la Universidad de Santiago, avanzó el restaurador Miguel Ángel dos Santos, se desarrollarán tres fases, «la consolidación de las escamas de policromía, la limpieza química con hisopo y la consolidación».

Del baldaquino renacentista de origen francés, Dos Santos destaca la peculiaridad de la cubierta piramidal soportada por cuatro columnas de base cuadrada, que se adornan con unos pináculos cilíndricos y un remate cónico. Sobre su estado de conservación indica que «es bueno porque no hay afecciones estructurales». Ya se han hecho algunas actuaciones previas sobre la piedra, mediante una limpieza de la superficie en seco y otra de vapor de agua. Pero aún queda mucho por delante: hay que aplicar un tratamiento de consolidación, retirar el encintado y hacer otro con mortero de cal. Será después de todas estas actuaciones cuando se haga la reparación de las posible fisuras y grietas y se someta a «una fase de desalación».

La empresa, avanzan los restauradores, hará al acabar un informe que arrojará algo más de luz sobre el cruceiro, con la imagen de Cristo y la Virgen y unas figuras policromadas a los pies de la Dolorosa, la Magdalena y el Apóstol Santiago.