La memoria recuperada de los abuelos del rural

M. Cobas o barco / la voz

SANTIAGO CIUDAD

Los alumnos del IES A Pontepedriña, con Rubén Riós.
Los alumnos del IES A Pontepedriña, con Rubén Riós. Pily reñones< / span>

27 may 2014 . Actualizado a las 06:25 h.

La aldea de Edrada, en Vilariño de Conso, tiene dos vecinos. Al menos habitualmente. Desde ayer (y hasta mañana) la tranquilidad que se les presupone se verá rota por la presencia de un grupo de estudiantes de Santiago de Compostela y un equipo de grabación. Rubén Riós está dando forma a su nuevo proyecto, O meu último avó, una segunda parte de aquel Adeus Edrada que rodó hace ocho años como un corto en el inicio de su carrera y que después le llevó a varios festivales y a hacer una gira por los colegios. Fue entonces cuando descubrió que había cosas «del día a día de una aldea, que para mí eran normales y que para muchos chavales eran impresionantes y que nunca habían visto», dice Riós totalmente emocionado desde Edrada. Allí vivía (hasta hace ocho meses, que tuvo que mudarse, por cuestiones de salud), Adolfo, aquel abuelo que le acogió durante el rodaje del corto y al que ahora Riós quiere hacer un guiño especial. «Se volvió un abuelo para mí, y es un homenaje a él, un homenaje a los abuelos de la vida», cuenta. Se unió al proyecto una profesora con destino en Compostela que, además, trae a alumnos procedentes de varios países. Y están en Edrada, descubriendo el rural gallego y hablando de sus abuelos, «y vemos en cada país, Adolfo es totalmente diferente, con otras costumbres, otras cosas», cuenta el director. Además, los chavales intercambian sus vivencias, en lo que desde la productora Claqueta Coqueta denominan «un proyecto audiovisual que tiene un fin didáctico-cultural» y que se plasmará en un documental de 50 minutos.

Riós rechaza que esto sea una reivindicación del rural. «Es más apreciar lo que tenemos, ver lo que no debe perderse, por las vivencias que otros nos dejaron». Además, quiere que sea una forma de dar a conocer Galicia. «Galicia es una aldea grande, la forma de vivir es prácticamente la misma en cualquier punto», señala. Y añade: «uno de los chavales que participan en el proyecto es norteamericano, y él hace su reflexión de que nosotros les conocemos a ellos, cómo es su vida, de muchas manera, por ejemplo Los Simpson; y en cambio él para conocer cómo es Galicia tuvo que venir aquí». Así que O meu último avó trata de ser «un vernos a nosotros mismos y plasmarlo para que la gente nos conozca», remata.