Los ojos que velan por el Pedroso

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

monica ferreirós

Los servicios antiincendios vigilan día y noche el hábitat verde más valioso de Santiago

07 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El Pedroso es la joya verde de Santiago. Un auténtico pulmón en el que conviven a la perfección la recuperación ecológica del monte atlántico gallego y el aprovechamiento lúdico por parte de la población. Las 106,11 hectáreas que componen este monte público, de las que 84,35 están arboladas, configuran uno de los espacios en los que más se ha trabajado para evitar los incendios forestales. Pese a ello, raro es el verano en el que el humo no aparece amenazante en sus lomas.

Que año tras año arda el Pedroso es uno de los enigmas del fuego en Galicia. El monte está cuidado porque su plan de gestión lleva años en marcha con periódicas y constantes tareas de gestión de biomasa. «O principal é a prevención», sentencia José María Carlés. Y esa afirmación se ha plasmado en hechos. Hay 50 hectáreas ya desbrozadas, se han efectuado numerosas cortas para romper la continuidad de la zona vegetal. No son cortafuegos, porque no se llega a retirar el suelo vegetal, pero son fundamentales para evitar que el fuego avance en caso de incendio. Además, también se cortan los matorrales para evitar que toquen con las ramas de los árboles «o que faría moito máis difícil controlar as lapas», explica Carlés.

Frondosas autóctonas

Estos trabajos de desbroce y control, de prevención, se han complementado año a año con plantaciones de frondosas autóctonas como el carballo, el abedul y el castaño, aunque la introducción de estas especies está siendo acompañada, en una primera etapa, por masas de coníferas que les ofrecerán protección. «Favorecemos as árbores autóctonas porque ademáis incrementan a protección contra o lume, son máis resistentes. O carballo, por exemplo, é estupendo porque ten máis auga nas follas e o lume avanza menos», asegura el agente territorial de Medio Rural. Los magníficos soutos que hay en la entrada del monte público son un buen ejemplo de las evoluciones del plan de gestión.

Es evidente que en el Pedroso se lleva a cabo un intenso trabajo de prevención contra los incendios y el otro pilar, la vigilancia, no es menos firme. En la cima del monte hay una base de vigilancia con una persona que día y noche otea en lontananza en busca de incendios. Desde este punto se tiene una excelente visibilidad de muchos kilómetros a la redonda y es posible observar otras bases en lugares lejanos como el Xiabre, entre Vilagarcía y Caldas de Reis, o la sierra del Barbanza.

Pero el Pedroso tiene más ojos pendientes de él. Al vigía hay que sumarle el conductor de la motobomba con que cuenta la base y una brigada compuesta por cuatro o cinco integrantes. Todos están en permanente alerta en turnos que permiten que el monte esté permanentemente vigilado.

Trabajo no les falta. El día en el que se concretó la visita a la base la brigada recibió una alerta y tuvieron que partir hacia la zona de Vedra. La mayor parte de las veces son falsas alarmas. «Non é a primeira vez que vemos fume e cando chegamos é unha panadería», relata Carlés.

Valor forestal y recreativo

El Pedroso tiene un gran valor forestal y su plan de gestión prevé que se puedan acometer aprovechamientos madereros. Además de haberse marcado el objetivo de hacer que castaños, carballos y abedules sean las especies principales, para lo que se han llevado a cabo cortas de eucalipto. La polémica especie, eso sí, predomina en los montes privados de alrededor. En las partes en las que abunda la acacia se está controlando el número de ejemplares, dejando solo los que tienen mejores características y porte monumental, para crear rodales que cumplan con una finalidad paisajística. Pero, como recalca Carlés, «no Pedroso o que prima é o seu uso social, porque isto é para o desfrute da xente».

106 hectáreas

Extensión total

El monte Pedroso es público y pertenece al Concello de Santiago de Compostela.

84 hectáreas

Zona arbolada

La mayor parte del monte está cubierto por árboles, la mayoría frondosas autóctonas.

12 kilómetros

Red de pistas

Las pistas y caminos se utilizan como rutas de senderismo. También hay un mirador.

Además del vigilante hay un conductor de motobomba y una brigada.

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Operarios en la base