El alcalde inauguró la instalación de la Alameda, aunque sin mojarse
07 dic 2012 . Actualizado a las 12:30 h.en directo en la inauguración de la pista de hielo
Si alguien esperaba leer en esta crónica un sonado patinazo del alcalde de Santiago, que no pierda el tiempo leyendo. Ángel Currás es un tipo prudente por sistema. Y si algo tenía claro ayer era que no lo iba a cazar nadie resbalando en el hielo de la pista de patinaje instalada en la Alameda. Además, hasta tuvo suerte: a la hora de la inauguración la superficie todavía no había alcanzado el punto ideal de congelación.
De lo que no se libró fue de las palabras que acompañan a toda inauguración que se precie; como decía aquel: «Queda inaugurada esta inauguración». Y así, con The Killers sonando de fondo, Currás agradeció el apoyo de los veinticuatro patrocinadores y resaltó lo bien integrado que queda el montaje en esa bisagra verde en la que se encuentran el Ensanche y el casco monumental.
Claro que, en una cosa de estas, siempre va a haber opiniones para todos los gustos. Así que ahí va otra: la gigantesca carpa flanqueada por árboles es bonita, transparente y queda bien. Sus quinientos metros cuadrados -la segunda de Galicia en tamaño, nos gana A Coruña- dan de sobra para deslizarse, para hacer piruetas y para caerse de culo a placer si uno es lerdo en el uso de las cuchillas. El equipo de sonido es bueno, y ya depende de la selección musical que uno se crea Leonardo di Caprio en la proa del Titanic o Tonya Harding haciendo el axel triple. Los cañones de luz direccionales lo mismo te pintan de verde que de repente eres rosa, como Peppa Pig. Mola.
El bar instalado en la entrada tiene su interés, con su terracita y todo, si es usted de los que prefiere, como el alcalde, que no lo pillen en un patinazo: café a un euro, chocolate a dos euros...
Como ayer el hielo no estaba en el punto ideal de glaciación, la jornada de puertas abiertas se amplía hasta hoy a las seis de la tarde. Después, hasta el 3 de febrero tendrá usted tiempo para lucirse, deslizarse o desgraciarse en función de sus habilidades. Lleven guantes, eso sí.