Los compostelanos se adentraron en la historia del castillo de A Rocha

La Voz SANTIAGO

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Marga Mosteiro

Una ruta didáctica puso en valor este yacimiento declarado Bien de Interés Cultural. Sus defensores denuncian la poco vigilancia que tiene el recinto

05 nov 2012 . Actualizado a las 18:57 h.

Este pasado sábado, y dentro del programa «Cultura viva. Fai a túa Compostela», el concello de Santiago programó una ruta didáctica al castillo de A Rocha, con el objetivo de que los vecinos pudieran conocer este importante yacimiento arqueológico declarado Bien de Interés Cultural y datado en el siglo XIII. Desde el año 2011 se vienen desarrollando allí intervenciones para su recuperación y conocimiento social.

El mal tiempo no desanimó a los santiagueses, que ya completaron las plazas disponibles el día anterior e, incluso, se apuntaron a una lista de espera. El propio sábado todos ellos se concentraron a las 11.00 horas en la plaza de Galicia, lugar desde donde partió la ruta hasta las inmediaciones del yacimiento.

Allí, y a pesar de que del castillo ya sólo quedan restos, los asistentes -ayudados por la explicación de dos monitoras- hicieron un ejercicio de imaginación para visualizar la que en su tiempo llegó a ser la más «grande fortaleza de Galicia». Poco a poco, los vecinos pudieron acercarse a la historia de este castillo medieval, símbolo del poder señorial del arzobispo de Santiago y uno de los más emblemáticos de la mitra compostelana, que fue ocupado desde el año 1240 hasta 1467. En esa fecha fue destruido por los irmandiños en la conocida como Gran Guerra Irmandiña.

El itinerario mostró a los asistentes los restos que aún quedan de la fortaleza, como las dos murallas exteriores (una tercera aún no está localizada), las canalizaciones y algunos fosos, y dosificó explicaciones sobre su estilo, de inspiración afrancesada, con hasta nueve torreones redondos.

Uno de los asistentes a la ruta fue Carlos Delgado, de la Asociación Cultural Rocha Forte, quien no quiso pasar la oportunidad de destacar cómo, ante la escasa vigilancia del entorno, el volumen de piedras del yacimiento «va descendiendo» poco a poco. Una de las monitoras, incluso, mostró una piedra de importantes dimensiones que fue «llevada» de la muralla exterior del recinto.