Mini Big Bang en el CERN

Carlos Pajares

SANTIAGO CIUDAD

10 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El lunes pasado, por primera vez se aceleraron iones de plomo en el gran acelerador del CERN (centro europeo de partículas) para hacerles chocar con otro haz acelerado en sentido contrario. La energía de cada haz fue de 2.76 TeV (teraelectronvoltios) lo que significa que los núcleos de plomo iban a una velocidad próxima a la de la luz.

El objetivo de estos experimentos es reproducir condiciones parecidas a lo que sucedió en los instantes iniciales del universo. A una cienmilésima de segundo después del Big Bang estarían los más diminutos constituyentes de la materia (llamados quarks y gluones) a una gran temperatura, cien mil millones de grados. A medida que el universo de expande y enfría, estos quarks y gluones formarían partículas elementales como el protón y el neutrón, que a su vez formarían los núcleos atómicos.

Los experimentos del CERN quieren estudiar esa transición de fase de quarks y gluones a partículas elementales, saber cómo se cocina la materia ordinaria y por tanto cómo se produce la diferenciación de la materia. Hay sospechas de que esa sopa de quarks y gluones se comporta como un fluido con muy baja viscosidad, mucho más baja que cualquier otro material conocido. También se sospecha que se pueda obtener en las colisiones un estado coherente de gluones, de la misma manera que un láser es un estado coherente de fotones.

Por otra parte, la participación gallega en el experimento es notable. Hay un equipo de la Universidade de Santiago en el detector Alice, dedicado a estudiar estas colisiones. De hecho, ya se están analizando y contrastando los primeros resultados, que se refieren a propiedades generales de las colisiones con predicciones teóricas realizadas en Santiago. Además, el coordinador del experimento Alice, Chilo Garabatos, se doctoró en Santiago y en una parte del detector participó una empresa gallega.