Pep Bruno y Mariona Cabassa ganan el Premio Internacional Compostela con el álbum «La familia C»
SANTIAGO CIUDAD
La obra La familia C ha resultado ganadora de los terceros Premios Compostela para Álbumes Ilustrados que organiza la editorial Kalandraka. El texto del libro corre a cargo de Pep Bruno (Barcelona, 1971), mientras que las ilustraciones son de Mariona Cabassa (Barcelona, 1977). El galardón está dotado con 12.000 euros y conlleva la publicación del trabajo en gallego, castellano, catalán, euskera y portugués. «Es un espaldarazo increíble para nosotros, el reconocimiento al trabajo en equipo», afirma Bruno.
El autor define su álbum como «la historia de una familia que vive una vida aburrida y rutinaria, hasta que encuentran la manera de llenarla de magia, ilusión y color». Y esa motivación no es otra que el circo. «No trabajan en él, pero les gusta y consiguen que su día a día se convierta en una aventura», explica.
La familia C supone la tercera colaboración entre Bruno y Mariona Cabassa. «Sus ilustraciones son alucinantes y multiplican el valor del texto. Con ella he encontrado mi propia voz», asegura. Bruno destaca asimismo que, a diferencia de su caso, en las ediciones anteriores del certamen escritor e ilustrador habían sido siempre la misma persona. «Lo importante es que haya diálogo entre los dos. Yo creo el texto y luego lo comparto: el resultado final es producto de un trabajo a cuatro manos», comenta. Prueba de ello es que el texto que ilustra el libro ocupa poco más de medio folio, mientras que si se le suman las acotaciones que Bruno realizó para Mariona ascienden a más de tres. «Ella lo visualiza, lo interpreta, le da una vuelta y lo plasma a la perfección», opina.
Bruno cuenta que, pese a llevar más de diecisiete años escribiendo, no comenzó a hacerlo para el público infantil hasta que fue padre. «Mis hijos son, sin duda, mi fuente de inspiración», confiesa. El escritor catalán no considera especialmente difícil dirigirse a los niños. «Es como cualquier otro público, se trata de presentarles historias que interesan y hacerlo con respeto, no de cualquier manera», dice.
Aunque ya ha publicado varias obras -la primera fue Cuento para contar mientras se come un huevo frito, también junto a Mariona Cabassa y publicada por Kalandraka en el 2002-, asegura que su profesión no es otra que «contar cuentos», principalmente de forma oral. «Es una virguería ver cómo te miran a los ojos, disfrutan y te hacen disfrutar», considera.
Bruno cree que la narración oral favorece aspectos como la capacidad de atención, amplía el vocabulario y potencia la ficción como un recurso para explicar la realidad, algo que considera «imprescindible». También es cantera de nuevos talentos literarios, pues «cada vez son más los cuentacuentos que dan el salto y han estado muy presentes en los premios». Pero, a su juicio, el principal atractivo es que sirve «para fomentar la lectura entre los más jóvenes».
Precisamente, el fallo del tercer Premio Internacional Compostela marca el inicio de la décima Campaña de Animación á Lectura que organizan la editorial Kalandraka y el departamento de Educación del Concello de Santiago en colaboración con Sargadelos.