Jara y Blanca buscan un hogar para seguir juntas

e. forján NEGREIRA / LA VOZ

SANTA COMBA

FORXÁN

Son dos hermanas de raza pastor alemán abandonadas en Santa Comba y al cuidado de un colectivo negreirés

29 sep 2019 . Actualizado a las 08:53 h.

Jara y Blanca son dos hembras de raza pastor alemán, hermanas, que desde hace seis meses están al cuidado de Verónica Tomé, una de las fundadoras del colectivo Peludos sin Hogar Negreira, que ha intentado buscarles un hogar y dueños que las adopten y cuiden, después de que sus propietarios las abandonasen a su suerte en una finca de Fontecada, en Santa Comba, haciéndose ella misma cargo de su cuidado y alimentación.

Estas mascotas tienen dos años de edad, poseen chip y se hallan totalmente saneadas, de lo que también se hizo cargo Verónica y una compañera, pero la tarea de encontrarles un hogar no le está resultando fácil, máxime por la particularidad de que no quiere separarlas. Es la única condición que pone para entregarlas en adopción, que sigan juntas, porque como confiesa «están moi unidas, son moi cariñosas, e gustaríame que non se separasen porque as dúas necesitan estar xuntas», relata.

La razón de no quedarse con ellas es tan sencilla como que ya posee otros tres canes, y todos ellos fueron adoptados. «Téñolles moito cariño, pero a imposibilidade de facerme cargo de máis animais lévame a esta situación», cuenta Verónica, quien reconoce que le haría «súper feliz», encontrarles un hogar para que tengan una segunda oportunidad con alguien que les dé el cariño que necesitan. Las personas interesadas pueden contactar con Peludos sin Hogar Negreira, con página en Facebook.

Verónica cuenta en qué condiciones se encontró a las «pastoras» como ella les llama, el día que no pudo soportar más su estado de abandono por sus antiguos dueños. «Estaban encadeadas día e noite, cada unha nunha esquina, sen ter onde abrigarse do sol nin da chuvia, e comían sobre o cemento, o que lles daban», señala esta buena samaritana que rememora -con tristeza en sus ojos-, que no dudó en hacerse cargo de ellas para que no siguiesen sufriendo la odisea por la que estaban pasando las dos hermanas. Una situación penosa y que es más habitual de lo que se pueda pensarse en las zonas rurales, con canes encadenados, mal cuidados y prácticamente sin alimentación y agua, una crueldad hacia los animales .