«Cos maiores non teño medo a contaxiarme»

Uxía López Rodríguez
uxía lópez ROIS / LA VOZ

ROIS

PACO RODRÍGUEZ

Carmen Castaño es una de las trabajadoras del Concello de Rois que atiende a usuarios en sus viviendas

17 may 2020 . Actualizado a las 09:29 h.

Hay un colectivo en primera línea de exposición al covid-19 del que se habla menos: es el de las empleadas (mayoritariamente mujeres) del servicio de ayuda en el hogar de los concellos, como es el caso de Carmen Castaño Muíños, vecina de la aldea de Barreiro, en el municipio de Rois. Tiene 45 años y cumple 10 en el servicio y durante estas semanas de confinamiento atendió dos casas en las que residen dos vecinos solos, uno de 81 años en el lugar de Ferreiros y otra de 90 en el de Bralo.

Con la alerta sanitaria, en Rois hubo usuarios que se dieron de baja del servicio pero, desde hace una semana, Carmen Castaño trabaja en otra casa del lugar de A Pontenova.

A esta trabajadora de Rois le gusta lo que hace y asegura que ahora no es más duro, pero si «máis rollo» por todas las medidas de protección que deben mantener al trabajar con un colectivo vulnerable. Además, a ella también le han hecho sentir «como se tivese a peste, e escapan de ti porque saben que traballas con xente maior», relata.

Desde el primer día, asegura, trabaja con equipos de protección facilitados por el Concello: calzas, gorro, gafas, que pone por encima de las suyas, buzo, mascarilla y hasta tiene una pantalla protectora. «Cos maiores non teño medo a contaxiarme porque non saen da casa e sei que alí non me vou infectar», asegura la trabajadora del Ayuntamiento. Aún así, asegura que «medo non teño, pero un pouco de respecto si», sobre todo porque también le hace la compra a dos personas y tiene miedo de poder ser portadora del virus, aunque sea a través de lo que compra. Así, cada producto que trae lo limpia con una bayeta mojada en agua y lejía.

«Non quero que pola miña culpa se poidan contaxiar», asegura. Durante las semanas de confinamiento, Carmen Castaño no solo les hizo las tareas de la casa, incluida la comida, sino que también les aportó mucha compañía. «Ten en conta que residen solos e, no caso dun deles, as persoas que ve no día son a min e ao panadeiro», explica.

En el lugar de Ferreiros, atiende al vecino Eladio Chorén que, según cuenta Carmen Castaño, al principio, no creía lo que estaba pasando y pensaba que «non ía con nós. Ata me dicía que na casa del non facía falta que puxera todo o material de protección que poño pero non quero que, se pasa algo, sexa pola miña culpa», dice. Eladio Chorén no puede esconder lo contento que está de que lo atienda esta trabajadora, por lo que tiene solicitada una hora más de prestación.