Vecinos de este núcleo de Rois pintaron una línea amarilla frente a las marquesinas en las que se juntan por las tardes para evitar que los coches invadan ese espacio
04 abr 2019 . Actualizado a las 08:12 h.Hace tiempo que, en Galicia, las marquesinas dejaron de ser simples paradas de transporte escolar para convertirse en lugares de reunión de los vecinos, sobre todo de los de más edad. Así sucede en Seira, en el municipio de Rois, con la particularidad de que en este núcleo los usuarios de las dos marquesinas que existen pintaron una línea amarilla, a modo de la señalización de un vado, para que los vehículos no estacionen pegados a ellas.
«Aquí xuntámonos polas tarde e os domingos somos máis; uns dez ou doce», cuenta una vecina. Las marquesinas se ubican en una antigua carballeira, conocida como A Devesa, de titularidad vecinal según cuentan, y que sirve de aparcamiento para un conocido bar del lugar. «Aquí ven moito coche porque o bar colleu fama», cuenta otro lugareño, que añade que «xa é a segunda vez que pintamos a raia amarela» para tratar de delimitar el espacio de las marquesinas y evitar que los coches estacionen frente a ellas. «Meten o coche dentro delas con tal de aparcar», cuentan. De hecho, según explican, ya se produjo un incidente con un conductor y hubo una agresión a uno de los vecinos.
Aún así, aclaran que la mayor parte de los vehículos respeta la línea amarilla aunque también «hai quen non». Estos vecinos explican, además, que hace unos años fueron al Concello de Rois a pedir que les cambien las marquesinas por unas más nuevas y pinten delante de ellas la línea amarilla, pero «non fan caso ningún», cuentan. Por ello, uno de los lugareños repintó «a rumbo» hace poco la línea amarilla. «En moitos sitios hai marquesinas decentes e aquí, nada», dice otro de los asiduos a las tardes en el «pazo das reunións», como le llaman al lugar. Son conscientes de que las marquesinas son para uso del transporte escolar, pero «dámoslle nós máis uso que os nenos», dicen, quizás porque, en Seira, como en muchos otros lugares de Galicia, van a quedar más personas mayores que niños en edad escolar. Para los primeros, las tardes de conversación en la marquesina son la mejor medicina para el ánimo.