Si se deja atrás ese vicio tan gallego y tan español de pensar que lo que hacen os meus está bien hecho y lo que hacen os outros está mal hecho, cualquiera reconocerá que Padrón ha cobrado un notable impulso con el nuevo equipo al frente del Ayuntamiento, al menos reorganizando espacios (con el error de dejar pelada de vegetación una rotonda en Pazos) y en términos de imagen externa.
Así, algo tan sencillo como la noticia de la semana pasada de que por primera vez se pintó la señalización horizontal en la zona pegada al cierre del instituto Macías o Namorado se convierte en la muestra de cómo las pequeñas acciones van generando bienestar, y el bienestar genera a su vez ciudadanía. Si, además, previamente ese terreno se había asfaltado (de acuerdo con Dodro, ya que la explanada se localiza en el límite de ambos concellos), doble mejora. La Xunta colaboró desde el punto de vista económico, y eso es lo que espera quien paga puntualmente sus impuestos: que las administraciones colaboren para beneficio de todos.
Súmesele que, también la semana pasada, Padrón se convirtió en la primera localidad coruñesa en integrarse en la red Pueblos Mágicos de España, gracias al buen trabajo de la mayoría de su sector hostelero y a la excelente labor desarrollada por su concejal de Turismo, Chus Campos, una mujer que sabe que su misión no acaba ahí sino que tiene que dar la batalla por la calidad. Y en ese campo sí que hay mucho camino por recorrer.
Por supuesto ahora saldrán voces discrepantes, porque llueva o haga sol la salsa de la vida, para más de uno por desgracia, es criticar al alcalde haga lo que haga. Ni caso. Al que no le guste el actual, que vote por otro dentro de tres años.