«Padrón é un lugar bastante aceptable para as persoas que temos mobilidade reducida»

Uxía López Rodríguez
uxía lópez PADRÓN / LA VOZ

PADRÓN

MERCE ARES

El vecino José Manuel Cajaraville echa en falta poder acceder al convento del Carmen, un lugar con barreras arquitectónicas

28 nov 2021 . Actualizado a las 09:07 h.

A la pregunta de ¿cómo está Padrón en materia de barreras arquitectónicas?, el vecino de 78 años José Manuel Cajaraville Fontán, que desde hace dos décadas se mueve en silla de ruedas, lo primero que responde es «eu non son unha persoa de queixarme». Cajaraville forma parte del paisanaje de las calles de Padrón, en las que se puede ver a diario paseando en su silla de ruedas eléctrica. «Nela vou a onde sexa, desenvólveme perfectamente», afirma.

Desde esa posición, considera que la villa es un lugar «bastante aceptable» en cuanto a la supresión de barreras arquitectónicas, aunque añade «non hai cousa que non se poida mellorar» y menciona, por ejemplo, el pavimento de las calles, que «non é regular». Tampoco puede acceder a la primera planta de la Casa del Concello pero, si lo necesita, el personal, el alcalde u otro concejal bajan a atenderle, según cuenta, aunque es cierto que a los plenos no puede asistir porque se celebran en el primer piso y no hay dispositivo para salvar las escaleras del edificio.

Le duele más, quizás, no poder acceder al convento del Carmen cuando se celebran actividades del tipo de exposiciones de pintura, plantas u de otro tipo. «Habendo un lugar como o centro social, ¿a quen se lle ocorre levar alí unha exposición?», pregunta. José Manuel Cajaraville dio su apoyo a un partido político alternativo que, en más de una ocasión, denunció la inaccesibilidad del convento, pero sin éxito.

La pintura es, precisamente, una de las pasiones de su vida, junto con la escritura, aunque sus manos ahora no están ni para una cosa ni para la otra. «Se puidera facelo sería a persoa máis feliz do mundo porque teño moito que contar», dice.

Entre sus vivencias, un nacimiento marcado ya por la enfermedad, que le provocó siempre problemas de movilidad hasta quedar en la silla de ruedas, pese a las múltiples operaciones.

«Eu nunca me considerei un inválido, xamais, todo o contrario; dáme máis pena ver a un que vai andando e con visos de quedar inválido», cuenta José Manuel Cajaraville. En este sentido, reivindica mayor visibilidad para las personas con algún tipo de discapacidad, ya sea física o psíquica.

«Hai que darlle visibilidade aos que teñen algún tipo de invalidez»

«Antes parecía que se lle facía de menos cando eu penso que hai que dalas a ver», dice en alusión a las personas con algún tipo de discapacidad. «Eu por exemplo sempre deixei que miraran para min e me preguntaran que me pasou», añade. En silla, sale todos los días de casa y no falta a sus paseos por el Jardín Botánico y por el Paseo del Espolón. «Dou unha volta polo pobo e saúdo a moita xente. Máis de 200 saúdos ao día podo dalos perfectamente porque é tremendo a xente que me coñece aínda da ferretería», dice en alusión al negocio familiar en el que trabajó. Cajaraville declara su amor hacia Padrón, «un lugar tranquilo; ás veces demasiado e igual lle facía falta insuflar algo de vida», asegura.