La hostelería de eventos reclama que se permitan más comensales por mesa

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / SANTIAGO

PADRÓN

Sandra Alonso

El límite de cuatro no convivientes dificulta celebrar reuniones numerosas

08 may 2021 . Actualizado a las 23:36 h.

En los salones de eventos y restaurantes se vive estos días una situación agridulce. Están contentos por la posibilidad de prolongar las fiestas hasta la una de la madrugada, pero preocupados porque la limitación de cuatro personas no convivientes por mesa genera dificultades organizativas. «Es muy complicado meter a muchas personas en los salones, respetando la distancia y cuatro por mesa; esto deberían revisarlo», afirma Manuel Pérez Lois, de Fogar do Selmo. En la misma línea se pronunció Luis Sevilla, del grupo Los Robles. «La noticia de poder tener un banquete hasta la una fue una alegría, pero mantener las cuatro personas por mesa nos ata las manos», explicó Sevilla. En el caso del restaurante A Taberna da Feira, del grupo Los Robles, aprovecharán la prolongación del horario de cierre para abrir a partir de la próxima semana para dar cenas, «pero solo viernes y sábado, porque el resto de la semana no hay movimiento».

Desde que comenzó a cobrar fuerza la idea de que no se renovaría el estado de alarma, los salones de eventos empezaron a recibir llamadas para confirmar celebraciones que «hasta entonces solo estaban en reserva; tampoco es una avalancha, va todo poco a poco, y poco a poco vamos haciendo cosas». En el teléfono de Los Robles se recibió en la jornada del jueves, pocas horas después de que el presidente de la Xunta anunciara las nuevas medidas, la llamada de unos novios que confirmaron el banquete de boda para el 5 de junio. Ese mismo día, en el salón de Montouto se celebrarán dos bodas y cuatro comuniones. «Aunque puedan parecer muchas, después hasta mediados de junio no hay nada», comentó Luis Sevilla. Incide en el problema de la reducción de asistentes: «El día 15 hay una boda, pero las limitaciones de aforo y el número de comensales por mesa hace que el número invitados sea inferior al de la época de normalidad anterior al covid».

Óscar Vidal, del restaurante O Asador do Pazo (Padrón), se mostró muy preocupado por la situación en la que se encuentran, ya que «el cierre del municipio tira por tierra todo lo que teníamos. Acaban de cancelar 140 habitaciones de la vuelta ciclista de Padrón, y tenía otros eventos con habitaciones que no puedo celebrar». Óscar comentó que la recuperación «iba muy lenta, pero empezábamos a tener cosas. Con esto [las restricciones de nivel máximo en Padrón] retrocedemos, y no veo el final. Estamos ante una situación absurda, porque pueden comer en el hotel los que están hospedados; pero no puedo acoger comidas, incluso de gente de Padrón». Óscar lamenta que «ahora tenemos mucha información contradictoria».

Otro de los sectores que está viéndose afectado por la suspensión de eventos sociales es el de los fotógrafos. Alex Uzal, de Filmate Fotos, dice que las bodas son las que están tardando más en recuperarse, porque los novios quieren «una boda con amigos y familia, y el número de invitados se ve reducido; además, están pendientes de la posibilidad de viajar: quieren un viaje de novios especial y prefieren esperar a tener más garantías». Otra cosa son las primeras comuniones o bautizos, que «van saliendo».

Las bodas civiles en el Concello de Santiago también van recuperando la normalidad, pero el número es más bajo de lo normal. En este mes de mayo están programados seis enlaces, dos de ellos en la jornada de hoy. Fuentes municipales apuntaron que el número de bodas de este mes puede variar, porque aquellas personas que «teñan pagadas as taxas, poden chamar para pedir unha fecha, e se hai oco, resérvaselle o día».

«Mejor en septiembre, que habrá más vacuna»

María Sánchez tuvo que posponer la comunión de sus hijos el año pasado

m. m.

María Sánchez Fernández tenía todo casi listo para que sus dos hijos, María, de 10 años, y Pablo Brión Sánchez, de 9, hicieran la primera comunión en la Colexiata de Sar el año pasado, pero el covid paralizó todos los preparativos y suspendió estas ceremonias religiosas. En esta iglesia se paralizaron 97 comuniones, y aunque algunas fueron trasladándose para otras fechas del 2020, María prefirió esperar a que bajaran los niveles de contagios y, sobre todo, a «que los mayores estuvieran vacunados, porque era una garantía para todos». Ahora que la abuela de los niños «ya tiene las dos dosis, la situación cambia». Pese a todo, los padres de María y Pablo optaron por dejar el evento para después del verano. «Mejor septiembre, que habrá más personas vacunadas, y la reunión será mucho más segura no solo para los mayores, sino también para el resto», explica.

La madre de los niños comentó que lo primero que hicieron fue retomar la asistencia a la catequesis en Sar, y «después de hablar con ellos elegimos la fecha. A mí no me importa que sea más tarde, pero sé que hay otros que prefieren ahora en primavera y verano». El segundo paso dado por la familia es la ropa. «Nos llamaron de la tienda donde teníamos hechos los contactos el año pasado, así que casi va todo rodado». Cuando suspendió la primera comunión el año pasado, María ya tenía elegido el traje de la niña; e incluso en el comercio Nanos habían tomado las medidas y habían empezado con la confección. «Fueron muy atentos, y no tuvimos problemas para paralizar la compra ni ahora para volver a activarla». Estos días comenzaron con el traje de la niña, «que requiere más tiempo. Para el niño, pensé en una casaca bonita, y esto es más fácil y rápido de preparar».

Lo que no tienen todavía muy claro son las condiciones en las que festejarán la primera comunión de sus dos hijos. «En principio, pensé en no hacer celebración u organizar una reunión con la familia más cercana», porque «nosotros vivimos la primera comunión como un acto religioso, y la fiesta no es lo más importante, aunque reconozco que tenemos que hacer alguna cosa». En las últimas semanas, los «niños están recibiendo la invitación de sus amigos y de compañeros de clase, así que voy a pensarlo». La esperanza es que «de cara al 12 de septiembre es posible que pueda hacerse una fiesta al aire libre, y así estaré más tranquila al ser todo más seguro».