Del robot pintor al humanoide servil de la feria de inventores

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

PADRÓN

PACO RODRÍGUEZ

Creadores de distintos rincones del mundo exhiben sus proyectos en el Gaiás, que acoge de nuevo la prestigiosa Maker Faire Galicia

25 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un pincel se desliza solo sobre un lienzo en el museo de la Cidade da Cultura. Lo mueve un robot, el mismo que se ocupa de hacer las mezclas de colores para componer el cuadro. A su lado, observando, está el artista. José Salatino, rodeado de retratos de famosos y un autorretrato suyo realizados por su invento a partir de imágenes digitales.

«La idea surge porque yo pinto retratos manualmente, de forma semiprofesional, y siempre me ha gustado desarmar cosas y saber cómo funcionan», explica Salatino, un argentino afincado en Barcelona. No tenía conocimientos de electrónica para hacer este tipo de máquina, pero con la aparición de Arduino y este tipo de recursos se solucionó este problema». El robot pintor mezcla sus dos pasiones, el arte y la robótica, dice el inventor, que actualmente se dedica a ayudar a su esposa en una academia de inglés, aunque trabajó mucho tiempo como informático. «La electrónica es como la de una impresora 3D», indica, a la que incorporó las herramientas pictóricas.

La máquina hace hasta 150 tonos diferentes a partir de doce colores. De media, le lleva reproducir un cuadro, siempre en estilo impresionista, entre ocho o nueve horas. «A mí, como mínimo, unos dos días... y la inspiración artística va y viene», reconoce Salatino, quien tardó en materializar la idea cerca de un año y medio desde que consiguió los materiales para hacer el prototipo que exhibe en la Maker Faire Galicia, un encuentro que acoge de nuevo el Gaiás y en el que se dan cita inventores de distintos rincones del planeta.

Jornada para profesionales

Entre ellos, el francés Gaël Langevin presentando su proyecto InMoov, el primer humanoide de código abierto construido a partir de componentes de plástico imprimibles en 3D. El servil robot, capaz de hablar, moverse, registrar el sonido y su entorno a través de dos microcámaras en sus ojos, fue uno de los que más admiración despertó en la primera jornada de la Maker Faire Galicia, dirigida únicamente al sector profesional. Langevin demostró con una de las cerca de mil copias del humanoide que hay en el mundo cómo responde servilmente a las órdenes que se le dan a través de un micrófono. Pero el cálculo numérico se le atragantaba ayer, por los problemas con la conexión a Internet desde el museo compostelano.

Allí trabajaron a pleno rendimiento impresoras 3D de última generación. Entre de ellas, una de MakerGal de tamaño XXL capaz de hacer muebles desde la filosofía del reciclaje de materiales, realizada como parte de un proyecto para el centro politécnico de Santiago por Álvaro Rey, de Padrón.

La jornada profesional contó con las visitas del conselleiro de Industria, Francisco Conde, o de la concejala Marta Lois y estuvo amenizada con las presentaciones de diez proyectos, la mayoría desarrollados en Galicia. Tres makers recibieron el reconocimiento del jurado: PsicoVR, Glassear y RovLab. La feria se abre este fin de semana al público con un amplio programa de actividades que incluye desde charlas y talleres hasta carreras de coches DIY, un circuito de drones o un campeonato de robots para familias.