Herbón renovó la fe en San Benito y celebró la tradicional subasta de aves

Uxía López Rodríguez
uxía lópez PADRÓN / LA VOZ

PADRÓN

Hubo menos ejemplares que otros años, pero la puja estuvo igual de animada por los vecinos del lugar

12 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La iglesia del convento franciscano de Herbón, en el municipio de Padrón, celebró ayer, como cada 11 de julio, la festividad de San Benito. Y lo hizo con misas casi cada hora y, como es tradición, con la subasta de las aves que ofrecen los devotos al santo, al que atribuyen poderes para hacer desaparecer verrugas, además de para sanar dolencias de oídos y la peste aviar.

A las doce del mediodía se celebró la misa solemne, presidida por el ministro provincial de la Orden Franciscana, José Antonio Castiñeira, y el prior del convento de Herbón, el padre Francisco Honrubia, entre otros frailes. Tras la procesión por el atrio de la iglesia, los feligreses, a esa hora en su mayor parte vecinos de Herbón, participaron en la tradicional subasta de las aves que, días antes o ayer mismo, los devotos llevaron al convento.

Por cuarto año, Daniel Alexandre Vecino, más conocido como O Pinto de Herbón, fue el encargado de poner voz a la subasta y, pese a que este año había menos aves que otros, así como público, la puja estuvo muy animada y hubo ejemplares que se llegaron a subastar hasta diez veces, una vez que el devoto no quería quedarse con la pieza e indicaba que se volviera a pujar.

Niños, jóvenes y adultos participaron en la subasta, a voz viva, con precios que oscilaron desde los 5 euros de partida hasta los 30, en el caso de los pollos más grandes o, más bien, buenos gallos. No faltaron los habituales piques entre vecinos, sanos y divertidos, de modo que hubo momentos en que los precios subían de euro en euro.

O Pinto de Herbón también contribuyó a animar la subasta y, cuando el ejemplar era grande, decía «este é bueno». A su lado, un fraile franciscano iba anotando el dinero que le daban los vecinos a modo de donación para San Benito, que atrae a devotos de la comarca y de municipios limítrofes. En el atrio del convento, los puestos de rosquillas, churros y pulpo animaron la jornada. Por otra parte, el convento estrena tienda con recuerdos del santuario franciscano, en la que también se pueden comprar productos elaborados por los frailes, como licor de pimiento o miel.