Inspeccionando la vía verde de la provincia de A Coruña, que se inaugurará en las próximas semanas

CRISTÓBAL RAMÍREZ

OROSO

cristóbal ramírez

En el recorrido entre el inicio de Oroso y la estación de Garga-Trasmonte solo se oye el paso del tren

07 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El arranque de la nueva vía verde coruñesa, llamada Compostela-Tambre-Lengüelle, está fijado en el kilómetro 10. La pregunta es por qué, y la respuesta es porque lo que se va a inaugurar en cuestión de muy pocas semanas es el tramo que une Oroso con Cerceda. Es decir, falta el municipio de Santiago, que queda para una fase posterior.

El comienzo actual se fija en un puente sobre el río Tambre, que allí mismo recibe las aguas del Lengüelle. Es este, y no aquel, el que va a acompañar al caminante durante un muy largo trecho, y es este y no aquel el que se muestra esplendoroso en ese punto de encuentro, ancho y ruidoso, mientras el icónico Tambre parece achicarse sonoramente y las orillas dan la impresión de querer acercarse la una a la otra. Un lugar que tiene algo de mágico.

Al echar a andar llama la atención el delgado bosque de ribera que despide al Lengüelle en este tramo final, con tierras de cultivo al lado. También resulta ineludible fijarse en la primera barandilla de madera, muy bien integrada en el entorno y cuyas gemelas se va a encontrar el excursionista a lo largo de la vía verde.

Otro elemento a destacar es la señalética, igualmente de madera y que sirve de clara orientación, incluso advirtiendo de que un cruce es peligroso. Hace acto de presencia a los pocos metros del comienzo, como al dar una curva en ese. Y a partir de ahí, todo recto, para ir pegados a la orilla del río, con el municipio de Trazo al otro lado.

A la diestra queda, invisible, lo que ha permanecido en pie de la estación de Vilacide, llamada en sus orígenes de Berreo-Villacid: la estación en sí fue derribada hace ya mucho tiempo.

Una señal advierte que a los ocho minutos (cinco si se va en bicicleta) espera una pequeña área de descanso, y así es, con una mesa, bancos y apoyadero de velocípedos. Otra indicación previene ante un cruce con una pista asfaltada, y ahí se acomete una minúscula subida con su consiguiente bajada. Ese es todo el desnivel que ofrece esta jornada.

El río se ha alejado. Se adivina, por supuesto, pero en las inmediaciones hay charcas y muy pequeñas corrientes que configuran unas brañas. Cuando vuelve a acercarse hasta el punto de que da la impresión de que la vía puede tocar el agua, en el lado de Trazo se alza un castro que ha sido maltratado hace unos pocos meses ante la parsimonia administrativa de Patrimonio de la Xunta.

Y así, poco a poco, se deja primero una pista a la derecha y se avanza hacia un edificio que en otros tiempos hervía con el bullicio de personas, gallinas y conejos. Es la estación de Garga-Trasmonte.

EL INICIO

De Sigüeiro a Trazo. Antes de cruzar el río Lengüelle, desvío a la izquierda. El coche se aparca a 150 metros del comienzo.

LA FOTO MÁS PERSONAL

En el puente del inicio.

EN BICICLETA

Idóneo, niños incluidos.