Pirucho, víctima del abandono y el toque de queda, lleva un mes desaparecido de Oroso

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

OROSO

cedida

El fin del cierre perimetral activa la búsqueda de un perro abandonado que se escapó en Sigüeiro

10 mar 2021 . Actualizado a las 22:30 h.

Las consecuencias de la pandemia y los mecanismos para combatirla están llenas de efectos colaterales que también afectan a los animales abandonados o escapados ya que los hasta bien poco generalizados cierres perimetrales y la continuidad del horario que limita la movilidad a las diez de la noche dificultan el trabajo de los colectivos animalistas que les buscan una salida.

Este es el caso de Pirocho, el improvisado nombre de un perro de dos años, mestizo de madre pastora suiza y de padre mestizo de Beagle, lleno de cicatrices de uno de sus hermanos de camada y que en estos momentos puede encontrarse en una amplia zona entre Santiago, Oroso y O Pino, ya que en estos tres concellos hay personas que dicen haberlo visto. Lo han identificado gracias a la ingente cantidad de carteles que, sobre todo ha colocado María del Valle, colaboradora de SOS Pelines y vecina de O Milladoiro. A ella le llegó la historia de toda la camada de Pirucho y de sus padres, en situación de abandono en una vivienda de la comarca compostelana. Una octogenaria los recogió en su casa pero, al no poder cuidarlos como es necesario, se puso en marcha un plan de reeducación de los animales para acostumbrarlos a las correas y al contacto humano como paso previo para una adopción.

Tras casi un mes trabajando con Pirocho, María del Val le consiguió a través de SOS Pelines un refugio provisional en la sede de Gatocan Oroso para seguir con su socialización pero el mismo día se escapó. Esto ocurría en la tarde del 5 de febrero pero María del Val y la mujer que lo cuidaba a diario no pudieron acercarse hasta Sigüeiro por las restricciones de movilidad y el horario límite de las diez de la noche para estar en la calle. «Si hubiésemos podido ir esa noche a buscarlo, seguro que aparecía, porque a su cuidadora sí que se la acerca, pero con el límite de las diez horas fue imposible», se lamenta del Valle, que consiguió un pase para seguir con sus tareas de búsqueda durante las restricciones más duras.

Las redes sociales se llenaron de fotos de Pirucho, completadas en los días siguientes por carteles repartidos por la zona por María y dos compañeras. «Recibimos llamadas de los sitios en los que pegamos carteles, por eso es tan importante pegarlos y que la gente se fije y nos avise», reconoce esta especie de ángel de la guarda de un perro de unos dieciocho kilos, tamaño mediano y que no prodiga el contacto por el ser humano por razones obvias. Por eso se pide a quien lo vea que avise a los números 647 604 986 y 636 539 779. La última alerta de alguien que vio al animal data del pasado 25 de febrero, por lo que todas las personas que lo están buscando no pierden la esperanza de encontrarlo y buscarle un hogar.