Tiempos de reflexión estos prenavideños. De añoranza. De deseos futuros y de futuro de deseos. Tiempos de confiar en los más jóvenes, a ver si en el 2017 logran hacer un Santiago mejor, una comarca mejor, una Galicia mejor, un mundo mejor. La entrega de los premios Xuventude Crea, el pasado jueves en las alturas geográficas compostelanas, demostró que por las venas puede correr el optimismo. Dejó muy claro que no todo el mundo entre 15 y 25 adora el botellón como primera alternativa de ocio y el WahtsApp como segunda. 241 candidaturas se presentaron a esta veterana iniciativa de la Dirección Xeral de Xuventude que tuvo varios nombres a lo largo de su existencia.
Hoy mismo, salvo desastre mayor, habrá otra entrega de premios. Para aquellos que trabajaron mucho y bien en el Camino de Santiago, unos galardones instituidos el año pasado por la Axencia Galega de Turismo y que en la categoría de municipios uno de la comarca se ha ganado el segundo puesto: Oroso.
Sin recompensa por medio, hace días la Xunta hablaba de darle un fuerte empujón en el 2017 a esa iniciativa puesta en marcha hace solo unos meses y que se llama Atlas das Paisaxes, fundamental para acometer la protección de una naturaleza gallega que a unos kilómetros de Compostela sufre auténticos zarpazos. Y a la naturaleza la defienden, sobre todo, los jóvenes. O sea, que esto se mueve. «El barco ha avanzado este año hacia su puerto». Son palabras del asesinado jesuita Ignacio Ellacuría. No se referían a Santiago y su comarca, sino a El Salvador, su país de adopción. Pero la mirada y el pensamiento de ese vasco no conocían fronteras. No es mala cosa recordarlos ahora en Navidad.