Mariña, la perra abandonada en Ordes, feliz en su nuevo hogar en Ferrol

O. P. SANTIAGO / LA VOZ

ORDES

Octavio Villazala acogió a la perrita durante las últimas semanas en su residencia Montegatto de Oza-Cesuras
Octavio Villazala acogió a la perrita durante las últimas semanas en su residencia Montegatto de Oza-Cesuras CÉSAR QUIAN

La pequeña yorkshire fue adoptada tras superar dos intervenciones quirúrgicas las últimas semanas

11 nov 2022 . Actualizado a las 22:22 h.

Mariña es el nombre que Salomé Regos, de la Asociación Amigos da Canceira de Ordes, puso a la pequeña yorkshire abandonada a su suerte en una casa de Vilamaior. La habían lanzado sobre el muro de la vivienda, aquejada por dos hernias de gran tamaño que requerían intervenciones quirúrgicas. El llamamiento a la solidaridad a través de Segunda Oportunidade, el programa de adopciones y acogida del colectivo ordense, encontró la respuesta de Octavio Villazala, director de la residencia de mascotas Montegatto en Oza-Cesuras, quien la acogió y cuidó durante semanas. Mariña tuvo también la solidaridad del centro veterinario MOM de Oza dos Ríos, que solo cobró por la primera intervención, y del laboratorio Seaslab de Oleiros.

Con todos esos cuidados, la pequeña yorkshire fue recuperándose hasta que su aspecto nada tenía que ver con la desvalida perrita que necesitaba ayuda. Las solicitudes de adopción, a Segunda Oportunidade y al propio Villazala, se dispararon tras hacerse público el caso. Y desde el miércoles tiene nueva casa. Está en Ferrol, «recuperadísima de las dos intervenciones. Estupenda, aunque un poco tímida al principio, me comentó Mónica, la adoptante, una chica supermaja», explica Salomé Regos. «Con un peinado perfecto, y lo más importante: con todo el amor y el respeto de las buenas personas que se ha encontrado en el camino, ha llegado a su nuevo hogar», recoge Segunda Oportunidade, que agradece a Octavio Villazala haber sido el salvador de Mariña. 

Es el final feliz a la historia de Mariña, de la que Regos extrae un aprendizaje: «Que la gente vea que los perros de raza también sufren, porque cree que los compran y los cuidan bien. Pero ya se ve en algunos casos cómo acaban: como todos». Mariña llegó el 8 de octubre a la perrera municipal de Ordes. Desde entonces, han entrado más perros que buscan dueño: desde su recepción tiene que pasar un plazo legal de diez días para poder ser adoptados, porque en ese período puede reclamarlos su dueño para que vuelvan con él.

 Y ahí entra la suerte de cada uno: una familia de Frades acaba de llevarse en adopción al último can que entró a la perrera, que aún cumple el próximo lunes, día 14, ese plazo en que puede ser requerido. De no existir esa solicitud, se quedarán con este cruce de grifón y beagle recogido en Guindibó.

En el extremo contrario, el más veterano de los cuatro que aún quedan por adoptar, que lleva cuatro años a cargo del colectivo: «Es un perro que entró de cachorro, hijo de una perra que anduvo un año y medio suelta por Ordes, con muchísimo miedo y que parió tres cachorros en el monte. A este lo cogieron en un gallinero, con seis meses, robando gallinas, y entró en la perrera. Seis meses más tarde entró la madre. Los dos hermanos quedaron en el monte: no hubo manera de pillarlos, pero llegaron el año pasado a la perrera, envenenados, y se murieron a la media hora sin darnos tiempo a nada». Salomé Regos explica que Lobo, que así lo bautizaron, llegó a la instalación totalmente asilvestrado. Por eso, al contrario que su madre que encontró pronto hogar, él sigue en la perrera cuatro años después: «A mí me deja tocarlo y ponerle un collar, pero no quiere saber nada de salir de la perrera. Con los otros perros se lleva estupendamente, pero con los humanos no quiere saber nada. ¡Pobriño, no me extraña!».

 En la perrera de Ordes entraron este año 35 perros. Muchos llegaron sin microchip, pero los recuperaron sus propietarios al enterarse de su hallazgo por las redes sociales; otros que sí disponían del dispositivo, obligatorio por ley, facilitaron ya el contacto para localizar a los dueños. Y a mayores se formalizaron 16 adopciones, explica Regos. Los interesados en llevarse un perro deben superar un test de preadopción, y de ser aptos abonan luego 50 euros de tasas municipales. Para hacerse con alguno de los cuatro pendientes de adopción, pueden contactar en el teléfono 646 635 340, en el Facebook Segunda Oportunidade y en el Instagram Segundaoportunidadeordes. Regos destaca también la importancia de las acogidas temporales, sobre todo en invierno, para casos como el de Mariña: «Si no la hubiera llevado Octavio se habría muerto en la perrera. Y como ella, y aún peor, llegan más perros: atropellados, enfermos, cachorros, perras paridas». A unas perreras que no reúnen condiciones para animales débiles, por el frío y porque fueron pensadas como instalaciones provisionales antes del sacrificio de los canes que no eran reclamados. Una circunstancia imposible ya: la corporación de Ordes aprobó el año pasado la adaptación del reglamento de su perrera a la ley gallega, eliminando la posibilidad de sacrificios.