El hombre juzgado por abandonar a su padre en un cubículo sin luz ni agua dice que solo se ausentó unos días por trabajo

La Voz SANTIAGO DE COMPOSTELA

ORDES

Sede de la Audiencia Provincial, en A Coruña.
Sede de la Audiencia Provincial, en A Coruña. EDUARDO PEREZ

Negó que le tuviese encerrado y explicó que el bajo en el que vivía «era el único sitio al que podía llevarlo»

19 ene 2021 . Actualizado a las 21:17 h.

El hombre del partido judicial de Ordes acusado de encerrar a su padre en un habitáculo sin luz ni agua corriente y abandonarlo hasta el punto de ofrecerle escasa comida y de mala calidad fue juzgado ayer en la sección primera de la Audiencia Provincial, en A Coruña. En la vista, en la que la Fiscalía le reclama un total de once años de cárcel, se declaró inocente y se defendió alegando que el bajo en el que estaba el anciano, de 85 años de edad, «era el único sitio al que podía llevarlo» porque «no podía pagar el piso en el que estaba» por su situación económica y familiar, ya que se había separado recientemente y además tenía deudas con Hacienda.

Eso sí, admitió al fiscal que en el bajo no había ni luz, ni agua corriente ni calefacción, pero aseguró que estaba tramitando la contratación de los suministros y que le habían robado la nevera, la cocina y el váter, por lo que reconoció que su padre dormía en un colchón en el suelo y que él tenía que hacerlo sentado en una silla, así como que ambos se aseaban «con botellas de agua».

El acusado negó que hubiese abandonado a su padre y aseguró que tan solo se ausentó cuatro días porque tenía que trabajar —es albañil—, pero que en ningún caso el anciano se quedó allí encerrado. «Las llaves estaban en una bolsa de la compra de la comida», afirmó, y dijo que al anciano «se le olvidan las cosas» para justificar que les dijera que no podía salir de allí tanto a los vecinos que denunciaron los hechos como a los agentes de la Guardia Civil que le rescataron.

También negó que su padre estuviera a oscuras y mal alimentado y aseguró que al habitáculo le entraba «claridad de fuera» y que el día que le encontró la Guardia Civil, el 26 de octubre del 2017, le había llevado «pollo cocinado, queso, fiambres y bebidas».

En cuanto a que no suministrara a su padre los medicamentos que necesitaba, declaró ante el tribunal que desconocía que tuviese EPOC —una grave enfermedad pulmonar— y señaló que le habían retirado los tratamientos que estuvo tomando para la demencia y el Sintrom para la coagulación de la sangre.