Precisamente, hablando de los jóvenes, demanda la «necesidad» de formación agraria para ellos, algo que cubría el extinto Servicio de Extensión Agraria: «La formación informal la proporcionan hoy las casas comerciales de semillas, abonos, maquinaria; pero para acceder a subvenciones se precisa tener un curso reconocido de formación agraria de doscientas horas. A pesar de ello, cada vez surgen más jóvenes que quieren orientarse hacia la actividad agropecuaria, gracias también a la concentración parcelaria, lo que supone una interesante dinamización del campo en algunas zonas». El colegio profesional visa alrededor de mil quinientos proyectos de ingeniería, informes y valoraciones, entre otras certificaciones, en las provincias de A Coruña y Pontevedra.
El técnico, que también subraya la vinculación de estos profesionales con el mundo de las herencias, no olvida la relevancia de las nuevas tecnologías para el desarrollo del medio rural. «Los profesionales del campo y sus familias deben disponer de las mismas facilidades que el mundo urbano». Y pone como ejemplos Internet, para tener acceso a los mercados, información actualizada sobre precios, alertas fitosanitarias, manejo del riego; drones, para vigilancia de plagas y estado de cultivos; GPS, para localización de fincas y manejo de maquinaria; y robot, para ahorrar tiempo en el ordeño; entre otras.