El galo piñeiro triunfa vivo y estofado en O Pino

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

O PINO

Éxito de asistencia en la Mostra Cabalar y la Festa do Galo; en media hora se despacharon 150 kilos de esta suculenta ave que busca su reconocimiento

04 ago 2024 . Actualizado a las 18:29 h.

El alcalde de O Pino, Manuel Taboada, quería un día algo nublado pero el sol llegó con ganas. Eso sí, no cayó a plomo como en otras ediciones. Sin embargo los participantes y asistentes de la Festa do Galego Piñeiro e Mostra Cabalar están acostumbrados a disfrutar pese a las altas temperaturas y así lo hicieron en este evento que suma ya veintitrés ediciones. En la muestra equina yeguas y caballos danzaban al ritmo de sus domadores. Adrián Vázquez lleva el amor por los caballos en la sangre. Se dedicaba a la hostelería pero desde hace ocho años trabaja en la ganadería Patiño Guillán, de Vilagarcía. «O primeiro cabalo que entrou na miña casa foi o meu, tería eu doce anos», cuenta orgulloso. Como orgulloso está de Quirico, un semental que quedó primero en su categoría. Tiene 42 caballos a su cargo aunque solo se encarga de montar a siete u ocho. Domar es un trabajo lento, de meses, aunque admite que los propietarios suelen tener prisas. «Ao cabalo gústalle que o cabalguen, non que o monten». La mayoría de la clientela a la que envían los equinos está al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos o México. Cuesta desprenderse, dice, de animales tan nobles y hermosos.

No tienen tanta literatura a sus espaldas, pero en O Pino quien pone el nombre es el galo piñeiro. En el concurso de la Feira de Galos e Galiñas de Raza Piñeira participan unos 40 y el ejemplar de Javier, de Arteixo, se llevó el premio al mejor gallo y al mejor criador. Tiene doce en total, empezó a criarlos hace unos cinco años por varios motivos: «son da terra», las gallinas son ponedoras, con buena carne y bonitas, «téñeno todo», dice este criador.

La presidenta de la Asociación da Galiña Piñeira (Agalpi), Carmen Fernández, añade que se trata de una raza en peligro de extinción que hay que potenciar. Por eso una de las reivindicaciones de la entidad es que el Ministerio de Agricultura reconozca esta raza, «a única galega, incluíndo vacas, porcos, cabalos e demais, que non está recoñecida», cuenta.

A esta fiesta de interés turístico de Galicia no le falta nada. Gastronomía, artesanía, música y feria. De la música se encargó la charanga NBA y la cantante Ruth Cundíns en la sesión vermú. Puso toda la carne en el asador. Del No te aferres que inmortalizó la Pantoja a los clásicos pasodobles. El público no estaba bailongo. Quizás más hambriento y esperando que comenzase la degustación del galo piñeiro, unos 150 kilos, que sin pluma y huesos se quedan a menos, eso sí, y que en media hora se despacharon entre los asistentes. 

Cuenta José Antonio Martínez, uno de los cocineros que se encargaron de preparar esta deliciosa carne, que se hace al estilo tradicional, estofado en su aceite, con cebolla, ajo y laurel. «Unhas dúas horas para que vaia pouco a pouco confitándose», explica. 

150 criadores

Del pregón se encargó Belén do Campo, Piñeiro de segundo apellido. Un patronímico muy acaído al evento del que la delegada de la Xunta en la provincia de A Coruña destacó como una de las fiestas más importantes de la comarca de Arzúa. «Hoxe cada recuncho de O Pino énchese de música e de risas», dijo la popular. Ensalzó el sabor de esta carne avícola y el trabajo de quienes han luchado por potenciar la raza piñeira que pasó de ser una especie en extinción a contar en la actualidad con unos 150 criadores. A Do Campo la acompañaba en el palco de la fiesta una miniconvención del PP, desde el conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, al alcalde de Boqueixón, Ovidio Rodeiro, pasando por la de Teo (Lucía Calvo), Frades (Roberto Rey), Oroso (Álex Doval) y el anfitrión, Manuel Taboada. 

La fiesta no terminó ahí. Por la tarde continuó la muestra caballar, con espectáculo ecuestre y entrega de premios. Más de 3.400 euros en galardones entre los que se incluyó el premio especial Faísca. Paco Martos fue el encargado de cerrar esta cita clásica con una demostración caballar que el año pasado reunió a más de dos mil personas, que vibraron con los ejercicios de los equinos.

Para animar a los más pequeños las calles del núcleo de O Pino acogieron la actuación Hoxe si! por la tarde, además de talleres de bolillos, bordado al aire, cuero y juguetes de madera, dentro de la feria de artesanía.

El día terminó con un concierto en la praza de Forcarei en el que la banda de música de Arca y el grupo Ailá ofrecieron una actuación muy especial. Ailá logró transportar al público a un viaje por el universo folk inspirado en la música tradicional de transmisión oral. Un broche final para una fiesta que se prepara para celebrar su primer cuarto de siglo en apenas dos años.