Votos que no piden cemento

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

O PINO

24 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Santiago vive en una anomalía preelectoral. A menos de un año de las municipales, la capital es de las pocas ciudades gallegas en la que no se cumple esa premisa de que la cercanía a las urnas estimula la obra pública. Mientras los balances de la licitación en el primer semestre denotan que los concellos redoblan su apuesta por el cemento, con mayor entusiasmo en función de su tamaño, en Compostela la tendencia es justo la contraria. ¿Qué está pasando para pasar así del que tradicionalmente ha sido el principal reclamo electoral? ¿Qué nuevas claves manejan en Raxoi? Porque los datos de la inversión productiva comprometida entre enero y junio meten miedo. El Concello licitó obras por 1,06 millones de euros, un 80 % menos del importe movilizado en los primeros seis meses del año pasado. Mientras tanto, A Coruña, por ejemplo, ha triplicado el volumen de sus licitaciones. Pero es que ni siquiera es necesario salir del área de influencia de Compostela. Hasta cuatro ayuntamientos vecinos, con censos mucho menores, pulverizan la marca licitadora de Santiago. Ordes la supera. Ames la duplica. Santa Comba, prácticamente también. Y en O Pino la triplican, según los datos recopilados por la Federación Gallega de la Construcción. Ni la visita a Santiago de la número dos del Ministerio de Transportes para chequear proyectos de competencia estatal ayuda a sobreponerse al susto de comprobar que la licitación municipal de obra pública avanza hacia atrás con los comicios locales a la vuelta de la esquina. O alguien se ha dormido o lo apuesta todo a los votos que no piden cemento. Serán muchos.