«Téñolle bastante medo, rezo moito para que non veña»

Natalia Rodríguez Noguerol
Natalia Noguerol MELIDE / LA VOZ

O PINO

Carmen Ferro, de 101 años, es vecina de Gonzar (O Pino)
Carmen Ferro, de 101 años, es vecina de Gonzar (O Pino) PACO RODRÍGUEZ

Carmen Ferro, de 101 años, apenas varió de rutina, pese a su temor al virus

30 mar 2021 . Actualizado a las 17:53 h.

Carmen Ferro Seijo lleva todo lo bien que se puede llevar la pandemia en la casa en la que reside, con su hija María Isabel, su yerno Arsenio, y uno de sus dos nietos, en Armenteira, un núcleo de la parroquia de Gonzar, en O Pino. Aunque empieza a tener alguna que otra molestia, mantiene, a sus 101 años, una salud de hierro, y una memoria privilegiada. «As pernas andan avisando; hai cousa dun mes, tiven un baixón», se queja la centenaria. Su hija le resta importancia, con la palabra de su médico de cabecera: «Fíxolle unha analítica non hai moito, e díxolle que valía para poñer nun cadro», cuenta.

El caso es que Carmen mantiene un recuerdo intacto de los tiempos difíciles con los que la desafió la vida cuando con 15 años perdió a su padre, y tuvo que arrimar el hombro para ayudar a su madre a sacar adelante a sus siete hermanos. «Son máis difíciles os tempos polos que pasei», asegura la centenaria, que, aún con la pandemia encima, mantiene que «agora estamos coma reis». Relata con nitidez lo vivido para explicarlo: «Eran tempos nos que non había para comer, dábanche un quilo de arroz, de café, e de aceite para todo o mes; levábanche o trigo, e os becerros, había que dalo por catro pesetas... aquilo era triste».

Con el pasado tan presente, para esta centenaria de O Pino, que en septiembre cumplirá 102 años, la pandemia no supuso demasiadas privaciones. Si acaso, la fiesta de la tercera edad, a la que acudía gustosamente todos los años. Además, la situación sanitaria apenas condicionó la rutina de la mujer en un entorno rural, tranquilo, y prácticamente sin factores que favorezcan el riesgo de contagio de covid. Carmen, que pese a su avanzada edad no es una persona dependiente, cuenta que «sentada estouche pouco, así que me levanto e ando por aí paseando; traballar agora non traballo, que xa traballei moito na miña vida». Con todo, y pese a que su nueva normalidad es muy similar a la de antes, no le importaría recibir la vacuna «se é boa cousa», ya que, al virus «téñolle bastante medo, e rezo moito para que non veña».