Rumbo al olvido

Cristóbal Ramírez

NEGREIRA

27 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un mes después de la marcha para siempre de María del Carmen Álvarez de Ron, Mita, apagados los ecos de esos momentos duros para familiares y amigos, empiezan a surgir otros aspectos más prosaicos.

Mita trabajó en la Agencia de Extensión Agraria de Negreira, donde había un plantel de lujo: Campos Beiro al frente, un hombre que tenía ideas tan subversivas aprendidas en Alemania como creer en las cooperativas. Al lado, Joaquín Buergo, otro peso pesado. En los números, Juanjo Cruz, una de las mentes más brillantes con las que me he cruzado. En la retaguardia administrativa, Rosa Silva. Y Mita agitando el mundo femenino. Un equipo imparable.

Lo tristemente curioso es que nada de eso está escrito. Es decir, se perderá en el agujero del tiempo a medida que vayan pasando los años y poco a poco desaparezcan sus protagonistas, el firmante incluido. Mera ley de vida. La historia local es aquí una hermana menor, y se tiende a no dar la mínima trascendencia a lo que parece obvio que tiene que suceder. Y dentro de cuatro o cinco decenios alguien investigará sobre el movimiento asociativo de A Barcala, o sobre la propia Agencia de Extensión Agraria, o sobre cómo vivían las mujeres rurales a finales del siglo XX.

Y entonces ese alguien descubrirá a Mita, y se enterará de que en teoría ella era la encargada de decirle a esas mujeres cómo debían limpiar la cocina y fregar bien el baño. Algunas, en aquellos tiempos de atraso, incluso formaban parte del ganado familiar.

Se enterará también de que Mita no paró ni un solo día de intentar organizarlas, de visibilizarlas, de revolver aquellas aguas en las que ellas no contaban para nada, menos para parir y trabajar. Tan sencillo como eso.