El Chef Rivera reivindica su tortilla gigante de 1990: «Yo le puse más huevos y patatas»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

MELIDE

LAVANDEIRA

El cocinero padronés reconoce el mayor diámetro de la de Melide, pero la suya era más ancha y pesada, y llevaba 114 kilos de pimientos

16 sep 2024 . Actualizado a las 19:24 h.

Cualquiera se podría imaginar estos días al Chef Rivera mesándose el bigote y haciendo memoria mientras leía las noticias sobre los preparativos para cocinar en Melide la tortilla española más grande del mundo. Afortunadamente para el restaurador padronés, todo lo que ocurrió el 26 de junio de 1990 en las fiestas de Carballo quedó registrado y documentado por Margarita Jordán, a la sazón representante en España del Libro Guinnes de los Récords. Así que el debate sobre la tortilla, más allá de si deben llevar o no cebolla, tiene actualización: qué tortilla de huevos y patatas es más grande, ¿la que ocupa una sartén de mayor tamaño o la que lleva más ingredientes, es gordita y más pesada?

 

José Antonio Rivera Casal, más por divertimento que otra cosa, aviva la discusión sin restarle méritos a lo logrado este domingo en Melide, porque él mismo sufrió las dificultades técnicas que conlleva, que no fueron menores, y además considera que no se trata de un reto gastronómico, sino de un «experimento» festivo perfectamente válido para reunir a los vecinos y celebrar lo que sea menester. Salvada elegantemente la porfía, el chef se lanza a los datos: él utilizó 19.800 huevos, por los 15.000 de ahora; los mezcló con 3.705 kilos de patatas, mientras que en Melide pelaron 1.700; la suya multiplicaba por tres los kilos de sal, hasta los 100; y llevaba 345 litros de aceite, solo 45 más; e incluyó 114 kilos de pimientos.

Hay pocas dudas sobre las cantidades de los ingredientes, y también está documentado el tamaño de las sartenes: el artilugio de Melide tiene seis metros de diámetro, mientras que el utilizado en 1990 se quedó en 5,2 metros, aunque contaba —y ahí puede estar la clave— con 33 centímetros de altura, lo que permitió reunir con éxito las cinco toneladas de tortilla.

Consciente de que una de las características de la melidense fue que salió muy líquida, más bien al estilo Betanzos, Rivera recuerda que la suya, que se caldeó con la leña transportada por un enorme camión, sí quedó «bastante hecha». Pero tampoco se atreve a decir con contundencia que estaba buena: «Ya cuesta hacer bien una con doce huevos, imagínate con veinte mil», admite. Lo recuerda como un «experimento inolvidable», y toda una responsabilidad que le llevó a no dormir bien la semana anterior. Él se había prestado porque tenía conocimientos adquiridos tras participar en la fiesta de la tortilla gigante de Carcacía, pero se dio cuenta de que ante el revuelo que se había montado se enfrentaba a un «posible ridículo» que manchase su prestigio, algo que no ocurrió como lo demuestra la trayectoria de su restaurante en Padrón, que el próximo año celebrará medio siglo en activo.

Resaca en Melide

Mientras, en Melide viven una salada resaca, abrumados por el éxito de público y por el reto conseguido. Manolo Casal, de El huevo de la abuela, impulsor del evento, elude cualquier competición que pueda deslucir el esfuerzo colectivo dominical, que calificó de «emocionante». Y advierte que habrá segunda edición con novedades y con un movimiento de volteado casi perfecto. Y si no, irá a por la tercera.