Juan Manuel Prado está al frente del San Caralampio, una cita en la zona de vinos que el domingo celebra su 78 aniversario
07 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Si cualquier domingo del año hay ambiente en la zona de vinos de Melide, el segundo de septiembre, mucho más. Es la fecha que se reserva desde hace décadas para exaltar una tradición especialmente arraigada en la localidad como es la del «taceo». Los vecinos la honran festejando a San Caralampio, que bautiza una popular celebración, con 78 años de historia, en la que, entre los centenares de romeros, el rostro más conocido es el de Juan Manuel Prado. Este melidense, mecánico de profesión, tomó el relevo en la organización de la fiesta, poniéndose al frente de una comisión de jóvenes que ahora, cerca de tres décadas después, ya pintan canas. Al igual que entonces, «isto fágoo pola xuventude», afirma Prado, sin esconder que a él «sempre» le gustaron las fiestas. La que le ocupa la identifican los melidenses como «a nosa festa», y para que todos, sin excepción, pudiesen disfrutarla como tal, tuvo, años atrás, que meter a los más jóvenes en vereda para evitar la versión con vino de La Tomatina. «Tirábase moito viño ata ensuciar as paredes», recuerda Barullo, que es como todo el mundo le llama cariñosamente en Melide, donde «agora poder vir tranquila a xente á festa, porque, aínda que sempre hai excepcións, calmouse a cousa», defiende. Él, sin ir más lejos, disfruta como el que más, a pesar de todos los frentes abiertos. Porque tanto se le puede ver acompañando a las charangas que animan el ambiente, como entregando los premios del concurso infantil de dibujo que lleva el nombre del fundador de la celebración: Alberto Lafuente. Y es que son unos cuantos los quehaceres que lo ocupan en el San Caralampio mientras la mayoría de los asistentes lo disfrutan, de bar en bar, en el casco viejo de Melide. La fiesta también exhibe su historia en un concurso de tiro a la lata con escopeta de palo que reúne a niños y mayores. Y, de igual modo, mantiene la tradición en la degustación de pimientos con cachelos y vino —de un tiempo a esta parte, también de mejillones— que se ofrece en la medieval plaza de As Coles. Es el epicentro de la cita, para la que Juan Manuel Prado cuenta con la colaboración de sus paisanos. José Antonio Iglesias es uno de ellos. Conocido entre los melidenses como «Millón», se puso al frente de los fogones en la degustación que precede al sorteo de, entre otros presentes, un carnero. El traspaso del mandilón se lo hizo Manolo Parrado, que sigue prendiendo la traca luminosa que, ya de madrugada y durante la verbena, avanza el fin de una celebración para la que Barullo no tiene queja de la colaboración del comercio y de la hostelería locales. «Danche tirando cara arriba e non cara abaixo sen eu dicirlles nada, porque o que pido é a vontade», cuenta. Ahí está para ver el cartel de la fiesta, con seis charangas, un grupo de gaitas, banda, orquesta, Dj, y Festicultores, que no fallan desde hace más de veinte años, porque, dice Barullo, «queren vir de boa gana».